FLORES Y MÚSICA

Una de las cosas que más me gustan es trasladarme en el tiempo, de esa forma puedo conocer personajes del arte que muchas veces escuché.
Utilizaré para transportarme la imaginación, no falla, evito demoras en los aeropuertos y lego a destino rápidamente.
El viaje comienza.
Desde la ventana de una casa ubicada en Leipzig observo un salón presido por un piano de cola majestuoso, en las paredes cuadros de pintores que serían recordados en todo el planeta por su obra.
Ella viste de largo, tal cual se usa en la época en que me encuentro, la cabellera negra está contenida por una red tejida con esmero.
En el hogar los leños chisporrotean alegremente en su danza de fuego.
Mágicas luces rojas n fracción de segundos se convertirán en cenizas para volar con destino incierto.
Siento el rigor del clima pese a ello quedo asombrada al ver las manos de la mujer, cual pájaros acaricia con sus dedos las teclas del piano.
Los acordes de la música envuelven el paisaje.
Clara advierte mi presencia, seré su invitada.
Las tazas de té reposan en una bandeja de plata.
Mientras consumo la infusión ella me cuenta su azarosa vida.
Hija de un profesor de piano comenzó a transitar los senderos de la música siendo una niña, a esa edad no pensaba en convertirse en prodigio.
Tiempo y esfuerzo la llevaron a ser una gran concertista.
Recuerda que antes de cumplir la mayoría de edad se casa con el hombre de su vida.
Sonríe cuando aparecen en su memoria todos los recursos legales que tomó su padre para impedir la boda.
Robert Schumann, no solo le entregaría el amor más profundo sino que la haría concretar el sueño de cualquier mujer, ser madre.
No puede evitar las lágrimas cuando evoca a sus hijos, algunos partieron en forma temprana.
Clara sacó fortalezas del dolor.
Tiempo después enfrentaría el intento de suicidio y posterior muerte de su esposo.
Me cuenta que nunca había pensado en componer música, hasta que un día se encontró dibujando letras musicales en un pentagrama, sin saber que el mundo la reconocería.
Clara tuvo una vida llena de sorpresas, cuando pensaba no escribir ninguna partitura nacieron sus más grandes obras.
Con Johannes Brahms cultivaron una amistad que solo disolvió la muerte.
Ambos fueron cultores del romanticismo.
Adivino el cansancio de la concertista, no necesito que ella me diga que prefiere la soledad que permite convocar a los recuerdos.
Dichosa la dejo con sus pensamientos, estoy feliz de haber conocido a una mujer que sin ser feminista luchó por sus derechos y hasta el momento de su partida fue una de las mejores concertistas de aquella época.
Debo regresar a mi mundo, abandonar el de la fantasía, recordaré a Clara con flores y música.

http://www.youtube.com/watch?v=rdmH7PeP9so