Tuesday, October 23, 2012

LOS OJOS DEL ALMA




Necesitaba escribir algo diferente, no necesariamente iba a cambiar el estilo de escritura, quería hacerlo a través de mis percepciones y es así que decidí ser por unas horas un ser privado de la visión.
Lo primero que recorrí con los ojos tapados por un pañuelo fue la sala donde tengo ubicada la computadora.
Creí que conocía los espacios de mi casa de memoria o mejor expresado que podría recorrerlos sin tropezar con ningún obstáculo.
No me fue del todo mal ni del todo bien, tampoco quería estirar las manos para adivinar lo que tenía delante mío.
El oído se agudizó al máximo, pude escuchar la sonoridad del silencio.
Caminé unos cuantos metros, despacio, la falta de visión afectaba el equilibrio.
No comenté con nadie la experiencia que recién había comenzado, quería comprobar qué sucedería en el exterior.
No crean que fui con los ojos tapados a la playa no tengo espíritu suicida.
Ubicada en mi refugio favorito repetiría la experiencia.
Pasado el mediodía el sitio permanece en soledad absoluta, nadie podría señalar a una mujer sentada sobre la arena.
Las piedras que el agua desgasta en su continua danza serían el reparo perfecto para el viento típico de la zona en la que resido.
Estoy acostumbrada a su rumor que se intensifica cuando deja de arremolinarse entre los árboles y liberado levanta la cresta de las olas que es música para los oídos de quienes aman los paisajes marítimos.
Otra vez cubrí mis ojos, en esta ocasión no utilicé un pañuelo sino dos simples cintas adhesivas, para ocultarlas a la mirada de eventuales caminantes utilicé mis gafas preferidas.
Para compartir las percepciones de quienes tienen ciertas dificultades la mejor manera de acercarme que encontré era ser por un rato igual a ellos.
La sensación es indescriptible, escuchaba el ruido del mar, no lo veía, tampoco en mis sensaciones era de color azul profundo, simplemente era oscuro, tan oscuro que tuve miedo.
Para distenderme tomé un puñado pequeño de arena, la intención era dejar que se deslizara entre mis dedos suavemente, sentí cada cristal que sabía color ámbar como una caricia granulada, una textura que no había notado antes.
Imaginé un mundo de sombras, un mundo donde la niebla es tan espesa como aterradora.
No puedo definir el color de esa bruma que se apoderaba de mi ser, solo estaba allí.
Recordé los colores del arco iris, el verdor de las plantas, los coloridos pétalos de las flores, hasta podía sentir su fragancia.
Las imágenes que no veía estaban presentes en mi alma, la sonrisa de mis hijos, la forma de la boca de quien me regala sus besos apasionados cada día de nuestras vidas.
Alcancé un estado de concentración óptimo, todo tenía color y movimiento en mi mente.
Los pájaros que estaban en alguna parte obsequiaban una maravillosa melodía.
El estado fue placentero hasta que llegó la angustia que antecede al llanto, las lágrimas lograron despegar las cintas adhesivas, pese a las gafas era difícil acostumbrarse a la luz que había elegido perder por un rato.
De regreso a mi casa pensé en todos esos seres especiales, seres que los humanos ingratos señalan sin darse cuenta que el peor defecto es el que se busca en los otros no asumiendo los que cada uno de nosotros cargamos en forma conciente o carentes de conciencia.
Este juego de letras está dedicado a todos ellos, sumo un pedido, no los discrimines.
Hoy aprendí que los que tenemos la capacidad de ver, en muchas ocasiones no sabemos mirar con los ojos del alma.

http://www.youtube.com/watch?v=ITswHbJPH…

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