RECUERDOS DE AMOR

Este lugar que elegimos para vivir es soñado, pese al clima frío se encuentran espacios para soñar.
Todas las imágenes se encuentran aquí.
Cerros bajos, en su cúspide muestran como si fuera un sombrero las nieves eternas, sitios al que solo los aguerridos pueden llegar.
Plazas con juegos para niños y no tanto, árboles que entrelazan sus ramas confundiéndose en un abrazo eterno.
Bosques encantados que supimos recorrer en cualquier época del año, nos gustaba el otoño, las hojas desprendidas de los árboles transformaban el suelo en una alfombra crujiente,los dorados y ocres ofrecían una belleza inigualable.
En verano, tomados de la mano te acompañaba a practicar tu deporte favorito.
Un sendero sinuoso nos llevaba al lago.
Espejo de aguas profundas, extenso, tanto que en el horizonte se confundía con el celeste del cielo.
Los cormoranes exhibían su plumaje lustroso y negro, en perfecta escuadra levantaban vuelo ante la presencia humana.
En ese lago las especies se multiplicaban, tu orgullo era pescarlas y devolverlas al su hábitat natural.
En cualquier sitio que nos ubicábamos la vista parecía salida de un cuento.
Al atardecer se podía observar a noveles pintores inspirándose en el paisaje majestuoso.
Muchas veces esperamos las sombras de la noche para formar una sola figura, tendríamos como testigos el silencio, las estrellas y los destellos de la luna.
Un viaje nos separaría por unas semanas, nos prometimos una despedida diferente, sin lágrimas.
Despertamos al alba, los ruiseñores entonaban hermosas melodías.
Entre los dos armamos la canasta con provisiones para pasar el día afuera.
No faltaron las gaseosas ni los frutos rojos que eran idénticos a la pasión compartida.
Caminamos hasta el muelle, agradecí al sol que estuviera presente, ni una sola nube opacaba sus dorados rayos.
El lago era un espejo de agua quieta, ideal para navegarlo.
Durante el trayecto proyectamos una vida juntos, en esos proyectos estaba agrandar la familia.
Renovamos los votos de amor.
Anclaste la embarcación en un lugar soñado, almorzamos debajo de la sombra reparadora de los árboles.
El cielo comenzó a teñirse de púrpuras y rosados, era hora de regresar después de haber pasado un día mágico.
Abordamos la lancha, el regreso prometía ser tranquilo, creyendo que tenía frío me alcanzaste un abrigo.
La brisa hizo su aparición hasta transformarse en viento fuerte, los silbidos causaban miedo, me tranquilizaste, de persistir el mal tiempo regresaríamos a la costa.
Pasaríamos la noche en una cabaña, estábamos cerca de llegar al refugio costero en el preciso instante que el viento sopló con tanta fuerza que la lancha se dio vuelta.
Te busqué mientras nadaba hacia la ribera, no estabas.
Pasé la noche esperándote, los reflectores de otras embarcaciones acudieron con el objetivo de ayudar.
Al amanecer encontraron flotando tu cuerpo a pocos kilómetros del sitio que me encontraba.
Ha pasado un mes desde que ocurriera la tragedia, el aleteo de una mariposa golpea los cristales de la ventana.
Comprendí en ese instante que sin vos la vida no tenía sentido, la mitad de mi corazón se había ido, la otra mitad te reclamaba.
Rogué y conseguí tener alas, alas que al desplegarse me permitieran volar a tu lado.
Nada me ataba a la vida terrena, allá en el Universo celeste estaremos juntos para siempre.



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