Sunday, May 05, 2013

HISTORIA DE UNA MARIPOSA



En búsqueda de nuevos paisajes decidí visitar Tokio por segunda vez
Los preparativos que anteceden a todos los viajes son parecidos, preparar las maletas con lo mínimo indispensable, revisar cámaras fotográficas y filmadoras con el único objetivo de capturar imágenes que tal vez jamás se repitan en otras instancias.
Partí con la promesa de un pronto regreso y mantener un intercambio fluido por cualquier vía que me permitiera estar cerca de mi tierra, en cada emprendimiento siento que voy muriendo un poco, tengo asumido que puedo perderme etapas que son imposibles de repetir junto a los seres que más amo en la vida.
Me gustan los desafíos este nuevo eslabón de mi vida me deparará sorpresas inimaginables.
En esta ocasión cerraré contrato con la distribuidora de Animé más conocida de la tierra del sol naciente.
El trayecto es largo, vuelo directo a París, dos horas de espera para abordar la aeronave que me dejará en uno de los lugares más hermosos de la tierra aún cuando por su ubicación geográfica la naturaleza arrase con estructuras majestuosas que conocen el renacer desde las cenizas y la desolación.
Cuando la humanidad toda piensa que todo se ha perdido, los pétalos de un crisantemo se mantienen erguidos esperando que nuevas manos piadosas logren que en medio de la destrucción nazca un vergel de coloridos delicados y suave fragancia.
Como conozco París no utilizaré las horas de espera para pasear por los alrededores del magnifico aeropuerto.
Prefiero esperar en los amplios salones, pese a que el almanaque indica que ha llegado la primavera, el frío no se decide a partir, se nota el cambio de estación en la aparición de las primeras flores, las ramas de los árboles visten sus desnudez grisácea con diversidad de tonos verdes.
Es tiempo de actualizar los relojes a la nueva diferencia horaria.
Terminados los trámites de migración observo a un hombre pequeño, sonríe desde la mirada, lleva un cartel con mí nombre.
Kiku habla español, será mi guía durante mi estadía en la isla, es atento, está pendiente de mis movimientos.
No quise alojarme en un hotel, estaré alojada en una pagoda ubicada a pocos minutos de la ciudad.
Una construcción tradicional, ladrillos rojos contrastan con el techo a dos aguas de tejuelas negras, el jardín está en el frente, no podría elegir una sola especie, son todas demasiado bellas.
Mañana visitaré el estudio de uno de los creadores de animé más conocidos,
Inclinado en su mesa de trabajo da vida a esos rostros que atraen a grandes y chicos, el silencio solo es cortado por música de fondo, acordes que invitan a soñar.
Me sorprende con su regalo, levemente modificada en la historieta personificaré a Cho, es quien representa a las mariposas.
Kiku sabe que muchas veces despliego alas imaginarias para posarme en las flores, mis coloridas alas son una atracción inolvidable.
Ambos sabemos que Cho tiene una vida efímera, volátil, etérea, corta como mi permanencia en la isla.
No puedo negar que el dibujante es habilidoso, le ha transferido a Cho mis rasgos.
Dejó que cual mariposa volara con el pensamiento, respetuoso no indagó hacia donde dirigía mi vuelo.
En el viaje de regreso dediqué mucho tiempo a mirar las imágenes de la mariposa, sentí orgullo por haber personificado a Cho, ella entrará a la casa de miles de niños por medio de juegos electrónicos.
Kiku me obsequió una copia de ellos.
Hace tiempo que he regresado a mi terruño en la otra orilla del mundo, esta tarde me entregarán una réplica de Cho creada por un orfebre.
El artista reprodujo de manera increíble la mariposa, tiene alas movibles, colorido delicado, con pequeñas piedras incrustadas imitando los lunares de las mariposas.
Luciré esa pequeña obra de arte en ocasiones especiales, recordaré agradecida a quien le otorgó mi rostro a Cho.
Juntas desplegaremos las alas cuando necesitemos encontrar sitios silenciosos donde solo tenga cabida la magia.

http://www.youtube.com/watch?v=uVojsBdwn…

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