Friday, July 13, 2018

LA PLAZA SOLITARIA






Supo ser en un tiempo, uno de los espacios verdes más visitados del pueblo.
Un pueblo que fue migrando en la búsqueda de mejores condiciones de vida.
En esa plaza, a cualquier hora del día o el atardecer, podía escucharse la risa clara de los niños que jugaban.
La desidia, el maltrato hacia lo que no es de nuestra propiedad, los fue dejando en estado de abandono.
En estas circunstancias, nunca faltan los personajes siniestros que se llevan aquello que no lo corresponde.
De los columpios, solo quedaron las cadenas.
¿A quién o quienes les puede servir una tabla de madera?
Peor suerte corrieron las sillitas de plástico donde se hamaca a los niños más pequeñitos.
La barbarie las prendió fuego.
El municipio quiere realizar en el predio un emprendimiento inmobiliario.
La plaza solitaria está ubicada a pocas cuadras del pueblo.
Nadie piensa en los más chicos, tampoco en los otros terrenales que habitan el lugar.
Prevalece el negocio que puede engrosar sus bolsillos.
El cuidador soportó la indiferencia hasta que llegó en momento de decir basta.
La corrupción impedía que cobrara sus salarios, aún cuando todos los vecinos cumplían con el pago de las tasas municipales.
Los jóvenes de la tercera edad se quedaron sin un lugar para entretenerse.
Allí mataban el tiempo, jugando con naipes, en mesas de piedra que tampoco están.
La cancha de bichas fue destruida.
Era propiedad de los mayores que habían pedido permiso para levantarla.
Hoy, el césped, se transformó en maleza.
Quedan en pué los árboles de hojas perennes que el invierno los ha teñido con los colores del frío.
Un banco sobreviviente de la barbarie, espera ser ocupado.
Banco de plaza, testigo de demostraciones de amor de las parejas, iluminados solo por las estrellas y la luz blanquecina de la luna.
Alguna vez cuando eras un niño, disfrutaste de los juegos que hoy no existen.
Reías cuando estábamos en el sube y baja.
Tenías la costumbre de dejarme en lo alto cuando estabas sobre las maderas bicolores apoyadas en el piso.
Reías con esas carcajadas contagiosas, cristalinas, en el momento que te recordaba que tenía vértigo.
Época inolvidable de tu niñez .
Busco el banco para rememorar cada momento compartido.
Tiempos felices que solo viven en la memoria.
Lamento no tener la potestad de regresar en el tiempo.
Nos ubicaríamos en esos instantes, donde la felicidad, botaba como agua de un vergel.
Tiempos de dicha donde no existían los miedos.
Tiempos donde ninguno de los dos pensaba que pudiera imponerse la distancia que trae consigo la muerte.
En soledad, sigo evocando, cada una de nuestras vivencias.
No puedo evitar que por mi rostro rueden las lágrimas.
Es tiempo de regresar a mi refugio.
No me gusta caminar sola por la noche.
Sé que estás en forma permanente cuidándome.
Me desespera la oscuridad.
Si regresara asida de tu mano, los temores no existirían.
¿Cómo me piden que de a poco me resigne a tu ausencia?
Nunca ocurrirá, mientras conserve un hálito de vida.
Nadie o muy pocos conocen la intensidad del amor que una madre siente por su hijo.
Nadie ha tenido la experiencia de sentirlo dentro del alma como a mi me sucede.
Es cierto que no puedo verte físicamente.
Jamás podrán extraerte del fondo de mi alma y mente.
Tesoro, te amo con desesperación.
Quisiera poder demostrártelo ahora.
Cansa la espera, abrunadora, gris, tediosa,por ello siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=nbFQN4XEmTw

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