Wednesday, June 29, 2011

ENCUENTROS VIRTUALES




Mar es terapeuta ocupacional.
Sus días transcurren prestando servicio en varios hospitales.
A diario se encuentra con realidades no imaginadas.
Gente de todas las edades acude a la consulta, algunos pueden sostenerse con las mismas, otros necesitan derivaciones más complejas.
Sitios donde se contenga a los pacientes que se niegan a pedir ayuda y han sido contaminados por la droga u otras adicciones.
Por las tardes cubre el trayecto al instituto caminando.
A la hora que ella sale, las calles están vacías, en el norte del país todos se entregan al descanso.
Disfruta esos momentos únicos e irrepetibles.
Puede caminar por el asfalto.
A los lados casas bajas, jardines cuidados.
De frente la cordillera.
Todos los días el cerro de los siete colores ofrece imágenes diferentes.
Alto, majestuoso invita a soñar.
Afiladas puntas cubiertas con un manto blanco intentan acariciar el cielo diáfano,apenas cortado por el vuelo de los pájaros.
Alas desplegadas como si ejecutaran una danza armoniosa surcan el firmamento.
El viento juega con los cabellos de la muchacha, la colorida bufanda se balancea.
Caricias de lana alrededor de su cuello.
Como otras veces sacará de su bolso el celular, quiere capturar el paisaje.
Falta poco para llegar a destino.
Recostado sobre un árbol un hombre sin nombre delira.
Mar se acerca.
En ese instante que se prolonga con ausencia de relojes que midan el tiempo, le cuenta que está solo, aún cuando tiene una familia que no llega a entenderlo.
Mar se despide con la promesa de continuar la charla al día siguiente.
Apura el paso para llegar a horario.
No puede sacar de su mente la imagen de ese hombre que se niega a recibir ayuda.
Concluido el horario laboral la sorprende una tenue llovizna.
El cerro de los siete colores se verá como si estuviera detrás de una cortina gris.
Sin nombre sigue en el mismo sitio.
Agua clara que cae desde las inmensidades del universo no es percibida por el sujeto.
Mar observa que pese al olor a alcohol ese ser solo siente frío.
No duda en quitarse el poncho para abrigarlo.
Solo le otorgará alivio momentáneo al cuerpo, el frío del alma será aplacado cuando sin nombre acepte que solo no puede enfrentar la vida.
La cafetería del lugar levanta las persianas.
Con grandes esfuerzos logra incorporalo, un café bien cargado despejará los tormentos.
El mismo episodio se repetirá durante varios días.
Sol, viento o agua serán incapaces de calmar un corazón doliente.
Comenzarán a tener encuentros en la red.
Sin nombre cuenta historias fantásticas, poco creíbles.
Muchas veces le ha demostrado a la terapeuta que vive fuera de la realidad.
Obsesionado reclama cuando no la encuentra, no entiende que ella tiene otras obligaciones.
Mar se contactará con los familiares más cercanos de Sin nombre.
Sabrá que la esposa trabaja para sostener lo que queda de la familia.
Casi todos están destruidos por la conducta de quien debiera ser el hombre de la casa, el ejemplo de los hijos que no pidieron venir al mundo.
Intenta poner límites.
Por más que se esfuerce no puede lograr que Sin nombre vuelva a la realidad cotidiana.
Siente que le quita energías.
No dilatará más el momento.
Hoy el camino al instituto lo hará en una ambulancia.
El vehículo estacionará unos metros antes.
Sin nombre necesita ayuda.
Mar llora por la decisión que ha tomado.
Sin nombre aguarda recostado en el mismo árbol de siempre.
Tiene la mirada perdida, propia de aquellos que se entregan mansos.
Un sedante lo tranquilizará.
Mar jamás olvidará la mirada de sin nombre, extrañará los encuentros en la red.
Late el corazón de la muchacha, fuerte aún cuando líneas imaginarias denoten que está quebrado.
Mañana cuando Sin nombre esté recuperado, la terapeuta sabrá que ha cumplido una misión.
Ha rescatado de la nada a un ser, ahora es tiempo de enseñarle a transitar los caminos de la vida.

http://www.youtube.com/watch?v=BFZgVBtlULg&feature=related

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