Tuesday, June 21, 2011

NOCHE DE ANTORCHAS





Como en años anteriores las nieves se anticiparon.
Las laderas del cerro Castor visten polleras blancas, algunas insinuantes muestran un poco más la superficie de piedra.
El contraste con el azul de océano regala las imágenes más bellas.
El verdor de los pinos demarca la pista de esquí de los precipicios.
El profesor aprovecha los momentos de sol para entrena los perros que posteriormente arrastrarán los trineos que harán la delicia de turista venidos desde todo el mundo.
Pese a que el aeropuerto está cerrado por las cenizas volcánicas, en la bahía descansan los tres últimos cruceros de la temporada.
Mañana regresarán a sus sitios de origen.
En el refugio instalado en la base del cerro, el trabajo no cesa.
Están preparando la celebración que se llevará a cabo mañana.
Aldana hace pocos años que vive en la ciudad.
Adora ese lugar salido de un libro de cuentos, donde basta posar la vista en un objeto y dejar volar la imaginación que hará que los sueños se conviertan en realidad.
En el tiempo libre como los demás vecinos de la ciudad ayuda a preparar la fiesta que recibirá el invierno.
Supervisa el sitio que alquila trajes para esquiar.
Hay de todos los colores y talles.
Hasta los más chiquitos pueden participar en esa noche soñada que ilustrará las portadas de los principales diarios del orbe.
Regresa a la casa, sabe que esta noche no solo será la más corta sino una de las más frías.
Tiene tiempo para preparar el listado de quienes ascenderán el cerro para luego iluminarlo mientras suavemente se deslizan por un camino encendido de antorchas.
Conoce a todos los esquiadores, han participado de otras celebraciones, en ese instante suena el teléfono, el titular del refugio le dice que agregue en la lista a un comisionado extranjero.
Aldana duda, desconoce si el invitado conoce la zona, debe prevenirlo para evitar cualquier contra tiempo.
El asistente del personaje le cuenta que su empleador ha recorrido las pistas de esquí reconocidas a nivel mundial.
No obstante se reunirá con ella quince minutos antes del ascenso para cumplimentar las formas.
Aldana lo recibe con una sonrisa, lo ha visto en varias revistas de deporte, sabe que habla perfectamente español.
Pese a ello se comunican a través del asistente en otro idioma.
Invariablemente el visitante se muestra molesto, encuentra objeciones a todo.
Ella lo escuchará con infinita paciencia, le dedicará tiempo que el individuo no valora.
Nada puede empañar el festejo nocturno.
En la base del cerro detrás de las vallas se encuentran todos los habitantes de la pequeña ciudad.
El viento implacable arranca más de una lágrima.
Latigazos gélidos enrojecen los rostros.
Un disparo al aire anunciará a quienes están en la cima que deben comenzar el descenso.
Las cámaras fotográficas capturan las imágenes.
Noche oscura, solo muestra las antorchas que quieren encender el cielo como si fueran portadas por manos imaginarias.
Los esquiadores son recibidos con aplausos.
El ulular de una sirena corta el festejo.
Las caras pasan de la alegría a la preocupación.
El ciudadano extranjero, ese que no quiso escuchar advertencias, es bajado en una camilla.
Aldana lo visitará en el hospital.
Su vida no corre peligro.
Aún lastimado sigue conservando su carácter soberbio.
Dejará al asistente de tan irascible personaje su teléfono.
Espera que el herido se recupere, en su vida soñó encontrarse con un ser tan carente de todo.

http://www.youtube.com/watch?v=-Z8BqmVNtWM&feature=related

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