DÍAS FELICES, REALIDADES SOMBRÍAS

En la editorial se trabaja a full, el número de la última revista del año tiene que ser especial.
El tiempo pareciera caminar más rápido.
Entre todos decidieron trabajar una hora más con el propósito de tomarse la última semana de diciembre sin fragmentar y hacerla coincidir con las vacaciones.
Han sido diagramadas de manera tal que todos salgan en el mes de enero, así se conformará a todo el personal que trabaja en la sucursal.
En el archivo se guardarán los cuentos que participaron en la pasada edición.
Antes de almacenarlos,Esteban el encargado de la secció, nota que entre todos hay uno, cuyo autor no colocó los datos.
Inmediatamente comunica la novedad.
Convocarán a Silvina, una de las redactoras que posee una inequívoca memoria, tal vez sea un don.
En varias ocasiones llegó con suerte al autor de una obra que vaya a saber porqué motivos obvió el detalle de colocar sus datos.
Tal vez se trate de un ser que no se anima a identificarse ni siquiera a través de un seudónimo.
Al leer el primer parráfo del texto en el que habla de los días felices que para muchos pueden ser admirables y para otros no, Silvina recuerda que se trata de un hombre aparentemente tímido, en su computadora guardó los datos que le brindara en ocasión de aclarar las bases del concurso.
Deben contactarlo, es norma de la editorial registrar a nombre del autor,cada texto que llega a la redacción.
Una llamada telefónica será suficiente para concertar una cita en el bar del hostal más importante de la ciudad.
Crepúsculo primaveral, las calles huelen a flores, árboles abrazados por doquier.
Balcones vestidos con cascadas de geranios multicolores.
Cruzando la calle la costanera, barrera necesaria para contener el mar azul, paisaje soñado.
Juan está esperando en una mesa de espaldas al mar, sus manos sostienen una copa, el movimiento logra que el hielo produzca un sonido singular al chocar insistentemente con el cristal.
Saluda a Silvina con frialdad.
Acepta que el cuento es de su autoría, no lo firmó por temor a molestar a su pareja, reconoce que tiene pasión por la escritura, más de una vez a debido esconder sus escritos para no violentar a su mujer.
Cuenta que la ama pese a su comportamiento extraño.
Años de terapia no pudieron modificar el carácter irascible, los celos sin sentido ni fundamento.
Silvina trata de explicarle que debe hacerle comprender que escribir no daña a nadie, los sentimientos no cambian por una letra más o menos.
No hay forma de convencer al hombre temeroso.
Se despiden con cordialidad.
Silvina no termina de bajar las escaleras un disparo terminará con su vida.
No hay tiempo de auxiliarla, otra detonación traerá heridas mortales al hombre que aún sostiene la copa en sus manos.
Dos vidas sesgadas por los celos de una mujer.
No llegará al juicio.
En la cárcel desarmará a una celadora, sobrevendrá el suicidio.
Un instante de locura transformará días felices en realidad sombría.

http://www.youtube.com/watch?v=rT5zCHn0t…