IMÁGENES SOMBRÍAS

Sabe que la última pintura que le exigen en la escuela de arte puede ser el pasaporte que la lleve a la gloria o al olvido.
En poco menos de un mes recorrerá mil paisajes.
El cuadro debe representar los sentimientos.
Tal vez retrate a ese hombre pequeño que vió en una plaza.
Tal vez pinte la tierra árida donde las semillas no crecen.
Resquebrajada parece un mosaico uniforme, puede adivinar en las estrías las entrañas estériles.
Tal vez pueda otorgarle vida pintando un cielo diáfano, surcado por miles de aves con las alas desplegadas buscando su propio destino.
Quizás retrate a la niña enamorada, aquella que no tenía edad, el amor desbordaba el tiempo.
Quizás retrate a su pintor favorito, el dueño de los girasoles, o de aquellos pájaros negros que morían antes de emprender vuelo.
Tal vez refleje en la tela el río de los sentimientos, torrentoso es capaz de horadar las piedras.
Tal vez sea aquel hilo de agua cristalina que hacía cantar a las rocas.
Solo tiene en claro que debe ser un cuadro impactante, en el mismo estará plasmada su propia esencia.
Corre el atril, no desea que la sutil llovizna manche la tela, debajo del techo de entrada estará al reparo de las inclemencias del tiempo.
Cierra cada pintura.
En un recipiente descansarán los pinceles hasta que sus manos guiadas por los sentires del alma comiencen la obra.
Mientras guarda con prolijidad las herramientas se pregunta ¿Qué es el tiempo?
Minutos de alegría, horas de infortunio.
Buscará abrigo.
El hombre continúa en la plaza.
No está sobrio.
El vendedor de periódicos le cuenta una historia amarga como la hiel.
Juan el ser que parece dormido a la sombra de un árbol, supo amar como nadie.
Conspicuo lector acunaba demasiadas palabras.
Palabras capaces de enamorar a cualquier muchacha desprevenida.
Manipulador sin querer serlo.
Es tan triste la historia del hombre solo que arranca más de una lágrima de la artista.
Le hubiera gustado acercarse, abrazarlo fraternalmente, contarle que la vida no son solo instantes de gloria.
Cuando todo se cree ganado, lentamente comienzan a caerse las máscaras.
La soledad de ese ser la conmueve.
Desanda el camino.
Los ojos del corazón le han mostrado a un hombre desollado.
Impávido observaba los girones de su propia existencia.
¿Cómo retratar la soledad de un ser tan lúgubre?
Siente que la desnudez lo ha mostrado tal cual ha sido su vida.
Miserable no es la palabra, quizás sea un vagabundo sin sentimientos.
El viento como latigazos seca las lágrimas de la artista.
El frío cala hondo en los huesos.
Noche cerrada.
Encenderá los leños.
La luz artificial iluminará la tela.
Mezcla tonalidades en la paleta.
Afuera la tormenta dice presente haciendo rugir los truenos.
Saetas violáceas surcan el universo.
No teme.
Ansía que la lluvia lave las culpas del hombre de la plaza, espera que la cordura sepa acunarlo.
Los colores se transforman en grises y negros.
Solo ella sabe porqué pintará sombras.


http://www.youtube.com/watch?v=ZrD_8ySrZg0