Monday, December 19, 2011

EL ÁRBOL QUE ESPERA






Está emplazado en la cúspide de una montaña, gnomos y duendes se dedicaron a prepararlo durante todo un año.
No faltó el toque femenino otorgado por las hadas.
De cada una de las estrellas que pueblan el firmamento pidieron prestada una luz diferente para adornarlo.
Los destellos de la luna dotaban a cada una, un color distinto.
Trabajaron mucho para festejar un día que pensaban estaría plagado de sorpresas.
Con su magia cuidadosamente eligieron cada uno de los regalos, el papel que los cubriría sería confeccionado con pensamientos, de cada flor robaron el color para armar las cintas que sujetaban los obsequios.
Para los duendes y gnomos no existe el espacio ni el tiempo.
Curiosamente los regalos que pusieron al pié del árbol eran parecidos y a la vez diferentes, mientras realizaban la dúctil tarea de envolverlos , el perfume del bosque los incitaba a trabajar sin descanso.
La tarea no era fácil, debían conformar a casi todos los poetas.
Algunos recibirían un cofre de fantasías para que siguieran atesorando poesías y cuentos.
A otros le regalarían un libro con tapas de nácar, en el interior las páginas blancas para que deslizaran sus sentires y emociones.
Un racimo de ellos tendrían que buscar sus regalo en la playa, un caracol no solo le traería el ruído del mar sino también inspiración.
Los pensantes abrirían una enciclopedia que aumentaría aún más sus conocimientos.
A los enojados con la la vida, textos de comprensión.
Tenían que apurarse para que todo ocurriera en tiempo y forma.
La casa estaba reluciente esperando a todos los habitantes que quisieran festejar.
Todos los invitados serían agasajados, a cada uno el libro recibido los representaría.
No faltarían tarjetas escritas con los rayos del sol ornamentadas con hojas del bosque .
La organizadora comunicaría que no hay mejor presente que el compartir antes y ahora.
Darían la bienvenida a la conformidad, a la frescura nacida en las palabras.
Se acercaba la hora del encuentro, los duendes y gnomos recorrían la casa para que nada faltara.
Hadas vestidas con plumas y tules, acomodaban los arreglos florales.
El más anciano quiso colocar la estrella que coronara el árbol, no entendía porque una y otra vez la misma se vencía, hasta que esa imagen cobró vida y le dijo “Querido anciano, sigue con los intentos, no dejes que tu mente se turbe recordando palabras dolorosas, ignoralas"
Manos imaginarias lograron que la estrella se mantuviera firme, podían abrigar nuevas esperanzas.
Todos los amantes del buen decir disfrutaron en ese paraje soñado el sabor del encuentro.

http://www.youtube.com/watch?v=Q6ziiLE92…

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