ALAS ROTAS

Aquí estoy y no sé muy bien por qué.
En ocasiones abrir la página logra que las palabras fluyan como un manantial de aguas cristalinas, aguas que no se detiene para socavar o cambiar la imagen de las piedras.
Fluye cantando, no debo ni animo a detenerlas.
En la vera de su cauce las gramillas cercanas al próximo estío regalan colores fabulosos.
Cuatro pétalos que a ti podrían resultarte insignificantes también son expresión de la naturaleza, naturaleza virgen, naturaleza a la que el hombre con su desidia no será capaz de mancillar por la sencilla razón que no tiene la capacidad de ver con el alma.
Naturaleza que encontrarás en las lágrimas de un niño o en las de una madre al considerar que no puede emprender el desafío de ser madre.
No podría describirte mi atuendo en este momento que camino cerca del agua, solo puedo contarte que he sido dotada de alas, alas que me permiten al desplegarlas volar hacia los lugares del recuerdo o el futuro incierto.
Alas que se repliegan cuando siento tu indeferencia de la que haces gala cuando me regalas un silencio no solo inmerecido sino tampoco buscado.
Tengo la certeza que viajaré hasta la cúspide del Cerro Blanco, allí encontraré otros silencios.
Silencios que no tienen que ver nada con los seres terrenales.
Espacios que no fueron explorados por el hombre, espacios vitales para quienes desean estar en comunión perfecta con los seres superiores.
Podrás o no estar de acuerdo con mis percepciones.
¿Alguna vez más allá de la religión que profeses te preguntaste quién ideó un mundo tan espléndido?.
Solo no se hizo de eso estoy más que segura.
¿Te preguntaste quién fue el artífice de tanta belleza que tienes al alcance de tu mano?
¿Encontraste respuesta a todos los interrogantes que se presentan en forma cotidiana?
No estoy en condiciones de pasarte facturas, es más si me sintiera plena tampoco lo haría por la sencilla razón que mis convicciones acertadas o no me sostienen.
Mientras reparan mis alas me han concedido la posibilidad de observar todo y más allá de todo.
Me enseñaron en el mientras tanto a comprender silencios.
No dudes que he llorado las lágrimas más amargas por la desidia de todos y cada uno de los que me rodean.
Aprendí en corto tiempo a entender ciertas actitudes que no conocía.
Han pasado varias horas.
Mis alas han quedado como nuevas.
Puedo acariciar el plumaje blanco.
Realizo piruetas antes de emprender el vuelo definitivo.
Ignoro cual será el próximo destino, no lo pregunto, llegaré hasta donde tu me dejes hacerlo.


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