Tuesday, November 27, 2012

CIUDAD IMPERIAL





Kano y Ran se conocieron en la Universidad, ella estudiaba economía, Kano literatura y filosofía.
Ran era tan hermosa como el significado de su nombre, orquídea, piel tersa, suave, apenas rosada.
Entrañables compañeros no se separaban nunca, pese a que los edificios de la casa de estudios estaban separados, siempre coincidían en el descanso del almuerzo que compartían bajo un árbol de cerezos, en primavera estallaba con suaves coloridos y fragancias.
El amor no tardaría en llegar.
Pese a las advertencias de su padre, Ran no dudó en unirse al amor de su vida.
Ambos lograron sus títulos con las mejores notas.
Lejos de las amenazas de su padre Ran decidió convivir con el hombre que la había hecho mujer.
No les fue difícil conseguir trabajo, él era ayudante de varias cátedras en la facultad, ella trabajaba en un estudio prestigioso.
Al principio vivieron el amor en un pequeño departamento, con el esfuerzo de ambos adquirieron una casa en las afueras de la Ciudad Imperial.
Tenían todo programado, quien llegaba primero a la propiedad se encargaba del orden, la comida y todos los aconteceres que se producen en una casa.
Los días jueves llevaban la ropa a un lavadero cercano a la estación central.
Ran no necesitaba demasiado para mostrarse hermosa, su belleza trascendía cualquier atuendo.
Festejaron los dos años de convivencia con una salida, en el viejo auto recorrieron algunos kilómetros para cenar cerca del mar.
Renovaron sus votos de amor, pudieron reemplazar las alianzas de plata por otras de oro, sencillas originales.
En pocos meses concluirían el pago de la casa, era hora de pensar en ampliar la familia.
Kano no se asombró cuando su mujer comenzó a cambiar el vestuario, ambos sabían que la relación con los padres de la muchacha era irreversible.
Un jueves primaveral Kano fue a la tintorería previamente había ayudado a su esposa con el cierre de un bonito vestido, le llamó la atención la fragancia que utilizaba, delicada, insinuante.
Sintió temor cuando ella rechazó con un movimiento ligero el beso en el cuello.
La despidió como siempre.
Hizo un listado de los productos que faltaban en el refrigerador, en un bolso colocó la ropa que debía llevar a la tintorería, el dueño le pidió esperara unos minutos para terminar con uno de los trajes que habitualmente usaba Ran.
Deslizó el cajón donde guardaba una tarjeta que había encontrado en el tailleur de su esposa, recordaba que había sido un regalo de aniversario.
La tarjeta blanca de fino papel tenía impresas letras doradas, desconocía el nombre del empresario.
Más tarde le preguntaría a su mujer.
Imaginó un ascenso.
Tendió la mesa, en un florero ubicó ramas de cerezos, esperó inútilmente la llegada de su esposa.
El teléfono jamás sonó, a diario revisaba el buzón, solo propagandas y boletas de servicio.
Contrató un investigador, Ran había regresado con sus padres, tiempo después por el periódico se enteró que se casaba con el titular de la tarjeta que había encontrado en el traje de su mujer.
Sapporo sería su destino final, reiniciaría su vida sin rencores, en aquella Ciudad tendría la oportunidad de conocer a una verdadera mujer, juntos participarían del festival de la nieve.
Las figuras de hielo construidas por Kano se llevarían los primeros premios.
Se alejarían para siempre de la Ciudad Imperial, en otro país remoto encontrarían la felicidad eterna.


http://www.youtube.com/watch?v=hskCoPqt4yc

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