Monday, November 19, 2012

JUGADORA DE LETRAS



Así me definí hasta no hace mucho tiempo, tiempo en el que mis musas cual mariposas frágiles aleteaban en mi ventana, no para que las dejara entrar, simplemente querían mostrarme sus coloridas alas.
Sabía que su vida sería efímera, no más de siete días para atravesar los ciclos de su vida.
Siete días para dejar de ser una no agradable larva y así estallar en plenitud la hermosura.
Siete días que le permitirían posarse en las flores, una semana en la que muchos niños y porqué no adultos, con suavidad las tomarían entre sus dedos para admirarlas, fotografiarlas.
Asombrarse con esas alas aterciopeladas que dejarían marcas en sus dedos.
Minutos gloriosos al sentir como palpitaban intentando escaparse de quienes quisieran hacerle daño en una vida sumamente corta.
El contacto con ellas fue disparador de infinidad de relatos y poesías.
Siete días en los que no se detenía la vida.
Siete días que me permitían llevarte por caminos mágicos, impensados, caminos donde la naturaleza estallaba en los más diversos matices.
Siete albas luminosas que atraían el canto de los ruiseñores.
Siete días que pintaban el cielo con colores púrpuras y rosados.
Siete días en los que mis letras te mostraron paisajes de inigualable belleza esperando los nocturnos más bellos.
Siete días, siete lunas diferentes alumbrando el universo.
Nocturnos de cielos oscuros y a la vez transparentes.
Nocturnos acostumbrados al paso del viento que se arrojaba utilizando como tobogán los árboles.
Nocturnos en los que la única compañía podría ser el silbido del viento, temerario, arrasando con todo.
Nocturnos esperados por los amantes que necesitaban las sombras se unieran.
Nocturnos convulsionados por el llanto.
Nocturnos sosegados por el amor que se comparte.
Nocturnos solitarios.
Mariposa de alas coloridas y vida fugaz, tan fugaz como las letras de quien está acostumbrado a jugar con ellas.
Si me preguntaran cómo me siento hoy te respondería que soy idéntica a las mariposas que lentamente concluyen un ciclo.
El cielo cubrió mi existencia de sombras, sombras sin nombre y apellido, sombras anónimas que tuvieron la potestad de aniquilarme.
Sombras que me cubrirán para siempre si les permito ser igual a la última flor del rosal que tiembla ante la presencia de las tijeras.
Sombra que no entenderá que es necesario para brillar en la temporada siguiente.
Sombra que me produce el mismo miedo de no tenerte a mi lado.
Sombra que paraliza mis letras.



http://www.youtube.com/watch?v=Y6yj4XlEYwM&feature=related

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