Monday, February 18, 2013

VESTIDA DE VIENTO



Mi traje es etéreo, depende en que lugar me sitúe es el color que me adjudican, puede ser rosado como las luces del alba que indican la aparición de cada día, dorado cuando cada rayo de sol resplandece en el cielo diáfano.
Magenta o púrpura en el instante que la timidez de las estrellas enciende las noches de amor apasionado o dulce tertulia.
Plateado o crema como la luna que ilumina cada uno de tus sueños.
Negro en el momento que el plomizo de las nubes cubre el firmamento.
No siempre tengo el mismo estado de ánimo, suelo ser brisa placentera que atenúa los rayos del sol de los turistas que doran sus cuerpos en las playas.
A veces silbo fuerte, trato de controlarme, nunca requerido convertirme en tempestad que arrase con todo aquello que encuentre a su paso.
Trato de mantenerme a una velocidad constante, no excederme para no perjudicarte.
Me gusta cuando admiras la danza de las mieses del trigo en cualquier campo.
Asciendo rápidamente a la cúspide de las montañas, sigo el vuelo de los pájaros, los ayudo a mantener las alas desplegadas, con ello logro que desde donde te encuentras puedas observas las majestuosas escuadras que surcan los cielos.
En pleno ascenso juego con las nieves eternas, blancas figuras se movilizan de un lado hacia el otro, de manera casi imperceptible los espacios blancos se multiplican.
Conozco todos los paisajes, te he acompañado en todos tus viajes.
Puedo jugar contigo haciéndote correr detrás de la capelina que cubre tus cabellos o sentirme solemne acariciando con suavidad la copa de los álamos.
Disfruto de todos los sitios, sean poblados o solitarios.
Quiero contarte de un desierto que conocí hace tiempo, su nombre es Mojave, no se parece a las otras extensiones de ocres arenas que alguna vez visité.
Está rodeado de cadenas montañosas, dirás que todas las sierras son iguales, debo contradecirte, la falda de aquellas esta formada por piedras multicolores.
Patricio es ingeniero, necesitaba mi ayuda o la de mis herederos dado que le habían encargado instalar un Parque Eólico en la Ciudad de Tehachapi.
Necesitaba mi compañía para saber la intensidad que necesitaban los molinos de viento que brindarían energía a distintos poblados.
No imagines molinos de viento tradicionales como los que has visto en los cuentos, los eólicos son enormes estructuras metálicas, tienen varios brazos que debo agitar a determinada velocidad para que la energía llegue a una gran cantidad de ciudades.
Liz es una profesional de la zona recién recibida, su belleza no pasa desapercibida, será quien se encargue del mantenimiento de la obra una vez que Patricio regrese a su país.
Los he visto discutir en varias ocasiones, cuando ello ocurría mi misión era distraerlos, subía la intensidad de mi silbido, de esa forma debían regular la fuerza de los molinos.
El parque eólico fue debidamente cercado.
La sala de máquinas electrónica avisaría de cualquier desperfecto, a tales efectos se activarían comandos especiales.
Más de cien molinos eólicos fueron instalados en el parque, la inauguración fue un éxito, por fin la zona tendría energía limpia y a bajo costo.
Gigantes de plata con un ojo central se habían convertido en los reyes del desierto.
Liz había estado durante el montaje del parque, conocía la peligrosidad de acercarse demasiado a los gigantes.
Traté de alejarla con fuerza inusitada aún conociendo que podía dañar las estructuras.
Siguió avanzando hasta que desapareció de mi vista.
Diversas patrullas salieron en su búsqueda, vanos fueron los resultados.
Mis lágrimas se transformaron en lluvia copiosa, del ojo de uno de los molinos pendía la blusa de Liz, semejante a un pájaro de plumaje rojo.
Las alas quebradas impedían emprendiera el último vuelo.


http://www.youtube.com/watch?v=9Ng237K3I…

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