Friday, March 09, 2012

DESPUÉS DE LA INUNDACIÓN




La casa en la isla es amplia, en el parque del fondo se encuentra el amarradero de las canoas que le permitirán a la pareja conectarse con el mundo exterior.
Últimos amaneceres del estío.
Lento el sol emerge del fondo de las aguas color marrón de un río que en ocasiones se muestra manso, otras torrentoso como ayer.
El agua furiosa no alcanzó la propiedad edificada sobre columnas que sirven para proteger el ingreso de aquellas.
Impiadoso el viento soplaba con la fuerza de un titán.
En el interior de la vivienda, Mariel no encontraba la forma de detener las lágrimas.
Se sentía responsable por haber elegido la casa de fin de semana en la isla pese a las advertencias en contrario.
Nunca se conocen las reacciones de la naturaleza.
Recuerda los esfuerzos para convencer al amor de su vida que darían como resultado la compra de la propiedad salida de un cuento.
Oculta entre el follaje majestuoso otorgaba privacidad a los artistas reconocidos.
Ella se ocupó de elegir los maceteros que ornamentarían los ventanales.
Cascadas de geranios multicolores agregarían belleza a la belleza natural.
Rechazó las sugerencias de varios paisajistas, no quería un jardín suntuoso sino algo que dentara el gusto de la moradora.
Cargaba de flores y plantas la canoa cada vez que visitaba el mercado de las flores de la ciudad.
Las ubicaría según su intuición y buen gusto.
Como un alquimista mezclaba especies y fragancias, sabía que las mariposas la visitarían más de una vez.
El jardinero tendría como única misión cotar el césped y quitar la maleza de los canteros.
Pintó las escaleras del muelle con colores claros, en uno de los laterales ubicó una mesa, sillas, una sombrilla completaría la sencilla decoración.
Elementos que no utilizaba, le gustaba sentarse en las escaleras del amarradero, sentir la caricia del agua en sus pies.
Dedicar ese tiempo para ella sola, pensar, mirar fotos en un viejo álbum.
El tiempo había dejado su marca en las tomas, pese al color sepia podía reconocer los rostros de los seres queridos que habían partido.
La desolación que dejó la inundación le otorgó fuerzas que creía haber perdido ante un paisaje desolador.
Descalza se deslizaba por la húmeda gramilla, trabajo hasta que el cielo adquirió los colores púrpuras del crepúsculo.
Terminado el trabajado se sentó a descansar en su lugar predilecto, dejaba que el agua mansa acariciara sus pies.
Tuvo tiempo de pedir que los que se dedican a cambiar el rumbo de la naturaleza la respetaran, única manera de evitar algunos desastres naturales.
Han pasado varios meses.
Los leños crepitan en el hogar, lenguas de fuego invitan a consumar el amor.
Renuevan sentimientos.
Juntos tratarán de olvidar el desastre que dejó aquella inundación.

http://www.youtube.com/watch?v=gqAJ3fUaCpU&feature=related

No comments: