HISTORIA DE UNA MANTILLA SIN COLOR

Viajera incansable siempre cuida el equipaje de mano.
Las autoridades de los distintos de los aeropuertos de todos los sitios que ha visitado no entienden por qué porta junto a su cartera un cesto que creen vacío.
Pocos pueden ver con los ojos del alma.
En ese lugar ella acumula hebras, a la vista de los humanos no son perceptibles.
Más de una vez sonrió ante una batería de preguntas.
¿Para qué querría una mujer llevar con ella una canasta en apariencia sin contenido?
La dejan pasar.
Ninguno puede ver que ese recipiente misterioso y mágico contiene hebras.
Hebras de hilo que le pudieron haber alcanzado los ángeles, hebras con las que confeccionará una mantilla original mientras vuele a destinos diferentes.
Cada hora de vuelo será aprovechada por esta mujer de singular belleza para tejer una mantilla.
Visitará los lugares recomendados por los guías turísticos.
El tiempo libre lo utilizará para buscar aquellos que no figuran en los coloridos catálogos de viaje.
Cruzará plazas nevadas para sumergirse en los misterios de pequeñas iglesias que no figuran en ninguna parte.
Hablará con los habitantes de sitios remotos.
Encontrará tiempo para conocer otras culturas.
Infinidad de veces se verá obligada a comunicarse a través del lenguaje de señas.
Al llegar a los distintos hoteles que la albergan, tejerá unos minutos.
Gozará de todos los espectáculos que se brindan a los turistas.
Enmudecerá ante la belleza de los majestuosos paisajes.
Siempre tendrá tiempo para dedicarle al tejido de una mantilla especial.
A los ojos de otros serán ilusiones, amores encendidos teñirán el manto de rojo, rojo violento cuando se trata de una tragedia.
Matices negros ante la desidia e indolencia.
Ha pasado casi un año desde que emprendiera el último viaje.
El manto no podrá viajar con ella, alquilará un espacio en la bodega del avión.
La caja es liviana, el escaner que utilizan los seres humanos dicen que el recipiente está vacío, no tiene ningún peligro para terceros.
A todos les devuelve una sonrisa.
Pocos saben que la mantilla adquiere colores diversos, plateado copiado a los destellos de la luna de los enamorados.
Celestes parecidos al cielo, púrpuras que reflejan crepúsculos, grises donde no hay nada más que nada.
Llegará a su casa ubicada en un lugar lejano, desplegará su obra, es demasiado inmensa para contenerla en el parque de la mansión.
Cuidadosamente enrollará el trabajo.
Buscará muchas manos que quieran ayudarla a cubrir el mundo incierto con una mantilla especial, símbolo de la paz de muchos pueblos.
Tal vez a tus ojos ese manto sea invisible, realiza un esfuerzo, te aseguro que vale el intento.

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