Thursday, March 29, 2012

CONFESIÓN




Mientras camino por esta costanera tan diferente a otras que he conocido te recuerdo en forma constante.
Al acercarme a uno de los fiordos que engalan el paisaje pensé en vos.
Tengo perfectamente asumido que nuestro amor trascenderá espacios y tiempos.
Si pudieras contemplar a mi lado la majestuosidad del paisaje no dudo que daríamos rienda suelta a los sentimientos.
Imagino que me abrazas, con un abrazo infinito que logrará perforar las épocas.
Me acerque demasiado a la cúspide de ese accidente geográfico, no me retes por no haber medido las consecuencias, un paso en falso hubiera propiciado mi caída al vacío.
Mi cuerpo tal vez se habría hundido en el espejo de agua que el viento agitaba.
No tuve miedo.
Mi alma encadenada a la tuya percibía que solo estirando los brazos podrías contenerme.
Para no distraerte de tu trabajo opté por sentarme en las rocas, el agua salpicaba mis piernas, igual que al fiordo cuando internaba las suyas en las profundidades del océano.
Sentí tu respiración muy cerca de mi cuello, entendí que buscabas el rubí que alguna vez pintaste como si fuera mi boca.
Tus manos recorrieron la geografía de mi silueta, no sentí vergüenza al estar segundos desnuda ante tus ojos de artista.
Pronto me cubrirías con gasas etéreas y volátiles.
Pese a que el cielo preludiaba una tormenta me ofreciste una sombrilla rosada como el alba de tus amaneceres violentos, no porque sea esa tu personalidad, el alcohol te ayudaba a crear.
Entendí porqué quisiste que caminara descalza.
Sentir el crujir de las hojas de otoño bajo mis pies me transportaron a tu época.
Época envidiada por muchos que quisieron ser maestros y nunca llegaron a igualarte.
Los secretos se guardaban bajo siete llaves, nadie osaba vulnerarlos.
Quedé sola ante las rejas de la mansión que ocupabas.
No temí al silencio.
Atrevida traspasé las rejas, necesitaba como nunca repetir la historia, recrear el sueño que nos tuvo como protagonistas.
Sabía que nos amaríamos sin que nadie nos juzgara.
Las persianas estaban bajas.
La primavera renacía en cada ventana.
Flores cuidadas incitaban el vuelo de las mariposas, los ruiseñores cantaban melodías prodigiosas.
No quise que te alejaras de tus amigos, menos que no quisieras conocer al hijo de tu hermano Theo.
Ignoro el tiempo que pasé en tu jardín.
La noche cerrada sin estrellas, dejó paso a las serpentinas que formaban los relámpagos que surcaban el cielo.
Jamás hubiera querido que te alejaras de Claude, era tu amigo del alma.
Los girasoles ubicados en la esquina del jardín de tu casa cerraron sus dorados pétalos.
Cientos de pájaros negros cruzaron el universo, los pájaros de alas desplegadas que tantas veces había admirado en tus telas.
El grito ensordecedor de un trueno tapó el tuyo.
Aullabas como un lobo en el desierto, temías la soledad que fuiste tejiendo durante años.
Una fuerza extraordinaria se apoderó de mi, me convertí en titán para derribar la puerta de noble madera.
El daño era grande, pude sostenerte cuando exhalabas el último suspiro.
Recibiste mi último beso, beso de la despedida.
Vincent Van Gogh más allá del tiempo transcurrido siempre admiraré la fuerza de un hombre que no claudicó ante la desdicha, una parte de mi se fue con vos.
Regresé a mi mundo cotidiano para seguir contemplando tu magnífica obra.

http://www.youtube.com/watch?v=tNdYLGAxcWA&feature=related

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