Monday, February 18, 2019

CLAVE DE AMOR





La realidad acosadora está plaga da interrogantes.
La mayoría no tiene respuestas más allá del interlocutor que observa sin entender muy bien el por qué de cada uno de mis cuestionamientos.
A medida que transcurre el tiempo, no solo se agudiza el dolor profundo de tu ausencia inesperada.
¿Cuántas torpezas se cometen en nombre de la vida o de la muerte?
¿Convergen en algún punto del infinito?
¿Existe el cielo o solo es una ilusión de quienes quedamos viviendo en el inframundo?
¿Nos veremos nuevamente alguna vez o se trata de una utopía?
¿Existen otros mundos por los terrenales desconocidos?
¿Por qué a veces me aferro a esos pensamientos y suelo con darte un solo beso en la mejilla, sonrosada?
¿Nos reconoceremos o en este instante que pasa ya has sido privado de tus recuerdos?
¿Cómo se hace para continuar, arrastrando el peso de una mochila cargada de martirio?
¿Están en su sano juicio mis carceleros?
¿Cuál ha sido mi delito?
¿Amarte más que a mi propia vida?
¿Cómo bajar los brazos de esta contienda inútil, cuando vos desplegadas tus alas para sostenerme?
Camino en soledad hacia una playa desierta.
Las olas van dejando crestas blancas de espuma yaciente sobre la arena.
En el horizonte, en el punto donde pareciera unirse con el cielo comienza a emerger la más grande de las estrellas del universo.
No dudaré en dirigirle alguna de mis preguntas.
Cuando comienzo a interrogarlo, un conjunto de blancas nubes lo oculta.
Tiempo me sobra desde que no te tengo.
A media mañana comienzan a aparecer sobre la arena dorada, mamás, llevando de la mano a sus hijos.
Los recuerdos armados con finas dagas de plata hurgan en las heridas que no cierran.
No puedo evitar las lágrimas al ver el gozo de esas madres con sus hijos.
Los silbidos del viento comienza, a escucharse.
El cielo se cubre de negros celajes.
Quizás el pueda contestar mis dudas.
Vertiginoso sigue soplando.
Agita las aguas hasta hace poco tranquilas en la playa.
No tardarán en borrar tu nombre.
Con los dedos quise perpetuarlos en la arena.
Eolo se mantiene indiferente.
Por ahora no ha producido más que el vuelo de alguna sombrilla.
La temperatura ha bajado notablemente.
No tengo frío.
Imposible no pensar en el que trae consigo la muerte.
Me quedaré en este sitio hasta conseguir, tan solo una respuesta.
Cerca del puerto, de manera temprana comienzan a llegar los coloridos barcos pesqueros.
En sus bodegas traen una codiciada carga.
En la banquina los esperan sus esposas.
Felices pues el mar no ha producido desastres.
Un vendedor pasa ofreciendo su mercancía.
No tengo hambre, solo sed.
Sed que no se sacia con agua.
Solo con el amor del reencuentro capaz de renovar esperanzas.
El atardecer asoma cubriendo la esfera antes celeste de colores púrpuras y magentas.
En un rato aparecerá la Luna.
Tan brillante como bella, tal vez tenga alguna palabra de consuelo para tantas objeciones que logran quitarme del eje del razonamiento.
Las primeras estrellas comienzan a colgarse en el firmamento.
Una voz que no puedo identificar pide vuelva a mi refugio.
La Luna está en su fase nueva.
Por siete días será invisible a nuestros ojos.
Lentamente dirijo mis pasos hacia el hogar más solo que nunca.
Con sus gritos atronadores me acompaña el silencio.
Pesa el desconsuelo.
Duele la sensación de desamparo.
En el camino encuentro una librería abierta.
Deseo comprar un libro para esta noche ingrata.
Busco en los estantes.
Una clave de sol sonríe desde las tapas de un libro.
No es un ejemplar voluminoso.
Quedará sobre la mesa hasta después que termine con una ducha reparadora.
¿Querés saber el nombre de mi nueva adquisición?
Clave de amor.
El escritor no es muy conocido.
Ello no es óbice para impedir devore cada página.
El contenido se parece demasiado a esto que se parece a una vida.
Realidad compleja.
La protagonista como quien escribe, está agobiada por contar ausencias.
Desea salir de ese estado de horror.
Solicita la ayuda de especialistas.
Expertos en curar mentes.
Luego de un largo tratamiento, no obtiene aquello que esperaba.
No existen paliativos para curar las almas.
Como yo, no cree que esos males desaparezcan con el paso del tiempo.
Seguirá en el mundo terreno hasta que llegue su momento.
El parecido con esta mamá que nunca cesará en la búsqueda de su hijo es impresionante.
Estoy cansada.
Faltan pocas páginas para llegar al final de la lectura.
Pesan los párpados luego de un día tortuoso.
Pido soñarte.
Ansío lograrlo.
En brazos de Morfeo podré darte ese beso, que tanto deseo.
Sentiremos el calor de un abrazo tardío.
Tesoro de mi vida, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=p_7IdMQffUc

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