Monday, January 15, 2007

VIAJE EN SILENCIO

Remando durante varios días llegamos a una isla.
Las aguas del río se deslizaban turbulentas, mis pensamientos se asemejaban a ellas.
Desembarcamos, amarramos la lancha en una palmera cuyas hojas se hamacaban con la brisa del viento.
El follaje nos impedía ver la casa que se escondía en el bosque, por un sendero poblado de perfumadas flores caminábamos hacia ella.
Los pájaros placidamente descansaban en sus nidos.
El tiempo era nuestro enemigo debíamos retornar por la noche, una vez cumplida nuestra misión de rescatar a una anciana enferma.
A medida que caminábamos la casa parecía alejarse, era nuestro cansancio sumado a las ansias de llegar prontamente.
El sol que todo lo doraba nos indicaba que estábamos cerca del mediodía, nos pesaba el tiempo y nuestras mochillas.
En un claro de la espesura de esa selva por fin divisamos la vivienda.
Nos extrañó el silencio, las pesadas persianas pese a la hora permanecían cerradas pero curiosamente la puerta permanecía abierta.
El temor se apoderó de nuestros espíritus,decidimos llamar a la moradora por su nombre, después de varios intentos entramos.
El recibidor era acogedor, varios sillones de mimbre esperaban a los posibles viajeros, en el centro de una mesa descansaba un florero con flores secas, los primeros pétalos ocres comenzaban a cubrir la superficie.
En el silencio sobrecogedor podíamos sentir el latir de nuestros corazones que se acrecentaba a medida que nos acercábamos a la habitación que ocupaba Angélica, con dificultad abrimos la puerta, un escalofrío recorrió nuestras espaldas, sobre la cama tendida descansaba una hermosa mujer parecía dormida, vestía una bata blanca, sus cabellos de plata daban marco a una cara perfecta, su nariz pequeña parecía obra del cincel de un escultor, en sus manos cuidadas tenía un rosario de cuentas rojas iguales a una mancha que salpicaba su bata.
A su lado un papel doblado, en el se podía leer: Estoy enferma de soledad desde que partió el dueño de mis sueños.
No se preocupen por vuestra tardanza, mucho antes de que Ustedes vinieran a rescatarme comprobé que mi vida no tiene sentido sin él.
Mi existencia no tiene razón de ser, he perdido el amor de mi vida , no escucho el trino de los pájaros que nos despertaban cada mañana, las flores han perdido su perfume, mis noches son oscuras, nunca más he podido ver los rayos de la luna, tampoco puedo ver ninguna estrella, por ello he decido reunirme con él.
Nos acunará por siempre la eternidad.

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