Monday, July 23, 2007

EL ALMANAQUE

Está allí, descansando, oculto detrás de una pared, sus hojas están amarillas, el tiempo pasó dejando sus marcas y colores.
Arranqué muchas hojas pero dejé la del mes de septiembre, con una fibra hice un círculo rojo en el día diez y ocho.
Ese día renacía a la vida, faltaba poco para el inicio de la primavera, como las flores brotaba día a día mi amor por él.
Los fuimos alimentando cada día, primero con palabras luego con hechos reales.
La primera vez que nos vimos al unísono nuestros corazones con su palpitar entonaban la misma melodía.
Fueron días llenos de amor, abrazados mirábamos las luces del amanecer que entraban por la ventana.
No nos cansábamos de caminar, a veces al borde del agua que traviesa nos salpicaba, otras por parajes desiertos que eran propicios para albergar nuestro amor.
Nuestro mundo estaba compuesto solo por nosotros dos.Todas las noches rezaba para que no se rompiera la magia.
Nuestras vidas eran un cuento lleno de amor.
Demasiado perfecto para ser real, hasta que una noche se apagaron las estrellas para darle paso a la tormenta.
No podía sentir el calor de sus manos, sus besos otrora miel se habían transformado en hiel.
Pasamos ese día recorriendo las hojas del almanaque, decidimos pulverizar juntos las tristezas, arrancamos las hojas, con una abrochadora roja como nuestra pasión hicimos papel picado, creyendo que de esa forma los papelitos volarían como pájaros rumbo al olvido.
Intentamos construir nuevamente, no nos dimos cuenta que sobre los cimientos de arena cualquier brisa se llevaría nuestros sueños.
Hoy los dos nos decimos que estamos solos, esperándonos, pero los miedos no se fueron, viejos fantasmas renacen del pasado.
De nada sirven los esfuerzos, cuando al amor sin querer lo rozó la traición.
Voy a arrancar la última hoja que me queda del calendario, cortaré en trozos pequeños esa hoja marchita, abriré la ventana y con mis manos las arrojaré fuera de mi vida.
Sin embargo mi deseo es que este pedacito de papel estrujado como mi alma, llegue a él, tal vez sepa cuánto lo quise, quizás llegue a comprender que los fantasmas deben ser desterrados para siempre, si el destino lo quiere volaré junto a él.

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