Monday, May 12, 2008

LA MODELO Y EL PINTOR

Había soñado con eso mucho tiempo, para ello ahorró gran parte de su vida, era el momento de establecerse en forma definitiva en un lugar.
Durante años había viajado por el mundo, su trabajo le permitió acceder a casi todos los paisajes del planeta.
La vida se desarrollaba entre aviones y hoteles lujosos, las revistas la llamaban en forma constante para dejar su rostro en las tapas de las más famosas.
Como una gacela paseaba por la pasarela vestidos de diseñadores afamados, asistía a eventos donde siempre era el centro de la reunión.
Navegó todos los mares del mundo acompañando a hombres de gran fortuna.
Ahora quería vivir para ella, tener su casa, tal vez si el destino era propicio formaría una familia.
Podía vivir el resto de sus días sin trabajar.
Eligió para la construcción de su futura vivienda un pasaje alejado, un sitio donde no fuera perseguida por los fotógrafos.
En tres meses construyeron el chalet , desde las ventanas podía observar el puerto del fin del mundo, una bahía de aguas tranquilas, allí amarraban los veleros de los habitantes del lugar.
El techo era a dos aguas de pizarra negra, por allí graciosa se deslizaría la nieve.
Por las tardes podía caminar por las playas de ripio y arena, observar la sinfonía de gaviotas que aleteaban sobre la estela espumosa que dejaban las embarcaciones.
Descubrió que era el momento de desarrollar su otra pasión, escribir, no pensaba publicar ningún libro, lo hacía para dar rienda suelta a sus emociones.
Se levantaba temprano pese a que la mañana se hacía esperar, cuando el sol asomaba entre las aguas del océano, salía a correr, a esa rutina le seguirían treinta minutos de gimnasia para conservar la silueta.
Alejada de todos comenzó a escribir, no sabía si sería una novela o cuentos, si tenía asumido que jamás publicaría sus textos, sería una recopilación para los familiares y amigos más íntimos.
Esa tarde de mayo el sol jugaba a las escondidas, buscó su campera, protegería su larga cabellera semejante a los trigales maduros con una chalina.
Estaba sentada sobre las rocas, en un block delineaba los cuentos, extrañamente en ese sitio de la playa no había señal para los celulares, un hombre jóven parecía hablar por teléfono, en pocos minutos lo tenía a su lado, era atractivo, con el rostro dibujado por la ira, entendió que le estaba tomando fotos.
Enojada le pidió eliminara el material, al principio la conversación fué en términos muy duros, intentó explicarle que hacía más de un año se había retirado de la pasarela, simplemente quería vivir, por ello había elegido ese lugar.
Él trató de decirle que no era un fotógrafo, sino un pintor que el tiempo se había encargado en devaluar, solo pretendía plasmar en la tela el rostro de esa mujer tan bella.
Al principio fueron amigos inseparables, en un instante nació el amor.
Fué la musa de sus cuadros.
Una noche de invierno mientras miraban los copos de nieve deslizarse por las ramas de los árboles desnudos, decidieron comenzar su propia historia, mudos testigos del encuentro serían el crepitar de los leños en el hogar.
Hoy en la casa se escuchan risas de niños, son los hijos que concibió el amor.

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