Wednesday, May 28, 2008

MÁGICA SICILIA

Terminados los estudios universitarios, la parejita que se había conocido hace diez años, decidió casarse, ambos eran hijos únicos, en la fiesta de graduación los padres de ella les obsequiaron la casa, los de él un viaje a Sicilia, tierra de sus ancestros.
La ceremonia en la iglesia fué sencilla, asistieron los familiares más cercanos y algunos amigos de los contrayentes.
Ella lucía radiante con su vestido blanco apenas salpicado por cristales, una larga cola descansaba en la alfombra, en la cabeza un pequeño tocado de flores multicolores, en las manos un rosario de cuentas cristalinas.
Ansioso, vestido con un traje negro él esperaba a la novia, en el ojal de la solapa lucía un pequeño muguet confeccionado con las mismas flores que hacía de su novia una princesa salida de un cuento.
La pareja saludó en el atrio, un brindis sería el festejo en la nueva casa.
A la medianoche los novios cargaron las maletas, partirían a un hotel céntrico para sellar su amor para siempre.
Temprano el conserje golpeó la puerta de la habitación, les acercó el desayuno, indicándoles que en unos minutos un auto los llevaría al aeropuerto.
Estaban emocionados, felices, era la primera vez que harían un viaje tan largo.
Tenían dos días para visitar Roma, aprovecharían para visitar el museo del Vaticano, impresionados por las obras del lugar tomaban fotos, la escultura del Egipcio ejercía en ellos una atracción especial.
Tomados de la mano recorrieron los lugares más visitados de la ciudad eterna.
Otra vez en el aeropuerto, en pocas horas estarían en Sicilia.
El hotel estaba cerca de las playas del Mediterráneo, la belleza del lugar era indescriptible, el cielo azul se confundía con las aguas.
La espuma de las olas salpicaba los cuerpos de los enamorados.
El Siroco los acariciaba con su calidez, reían, se amaban sin límites.
Mañana partirían al archipiélago de Malta, la embarcación se mecía con el movimiento del agua, todos los verdes se encontraban en la costa.
La isla tenía la belleza de los montes y volcanes, todos permanecían dormidos.
Almorzaron en una pradera, no se cansaban de filmar y capturar las bellezas del lugar.
Al caer la tarde regresaron a Sicilia, estaban cansados y felices, bajo el agua tibia de la ducha enlazaron nuevamente sus cuerpos, ese lugar era mágico.
Cambiaron sus ropas, la noche regalaba todos sus misterios, fueron al famoso teatro de marionetas, casi siempre las obras agasajaban a los recién casados.
Un pequeño hombrecito, apareció en escena, vestido de color marrón, en la cabeza llevaba un casco negro terminado en plumas de color verde.
La Opera dei Pupi , con sus marionetas tan originales actuaría para los presentes, el eje de la obra estaría dedicado a la pareja.
En un momento la marioneta tomó vida, lentamente se acercó a ellos con un pedido: Disfruten de la isla, su cultura, el paisaje, pero por sobre todas las cosas renueven el amor siempre.
Así tendrán una vida plena más allá de todos los tiempos.

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