Thursday, May 08, 2008

UNA MADRE ESPECIAL

Al cumplir, la mayoría de edad, Estela decidió viajar a Buenos Aires, tenía intenciones de estudiar, salir de la opresión que le provocaba su padre obligándola a dejar los estudios para atender el comercio de la familia.
Era una mujer de una belleza extraña, sus ojos color azabache adquirían un brillo especial ante cualquier emoción, la cabellera negra cual cascada caía sobre la espalda.
En la colegio secundario conoció a Juan, un profesor de música, se veían una vez por semana cuando él daba clases.
El amor surgió como un flechazo.
Juan la invitó a alejarse de la casa paterna, le hablaba de las bondades de la gran ciudad, las posibilidades de progreso, los trabajos mejor remunerados.
Él, partió una semana antes, mientras Estela armaba el bolso, recordaba la despedida de la noche anterior, una vez más se había entregado a ese hombre, el amor los envolvía con su fuego.
Dejó los bolsos al costado de la cama, a la madrugada del día siguiente el micro la llevaría a cumplir sus sueños.
Cuando su padre se levantara ella estaría a mitad de camino.
Juan la esperó en la terminal de micros, le entregó un ramo de jazmines, mientras caminaban le dijo que viviría en una pensión, por el momento no podía llevarla a la casa de sus padres.
Ella creía ciegamente en ese hombre , en apariencias demostraba ser el mejor de todos.
Los encuentros comenzaron a espaciarse, Juan desapareció.
A ella los ahorros se le escurrían de las manos, el padre no le permitía regresar a la vieja casa.
Noemí la dueña de la pensión, le ofreció ser acompañante, allí tomó conciencia que no era un albergue de señoritas, conoció historias similares a la suya.
Los clientes a veces eran amables, otros la maltrataban, Noemí le exigía que se maquillara para no demostrar la tristeza que la invadía.
No había elegido ese trabajo, tampoco pudo terminar los estudios para los que había viajado.
Una noche decidió no atender a ningún visitante, recibió golpes y palabras que jamás creyó escucharía.
Otra vez armaba el bolso, se preguntó por qué había guardado ese retrato, el viaje había sido largo, ingrato.
No sabía adónde ir, había perdido el rumbo, deambulaba por las plazas, dormía en la puerta de los edificios.
Encontró trabajo como cocinera en una casa lujosa, en ese tiempo supo que estaba embarazada, tendría a su hijo pese a todo.
Comunicó su estado a la dueña, ese día se enteró que trabajaba para Juan y su familia de siempre, ellos habían logrado fortuna, traían jóvenes del interior para iniciarlas en la prostitución, vivían a costa de víctimas inocentes.
Estela huyó del lugar con las ilusiones rotas, debía seguir viviendo por ese pequeñito que crecía en sus entrañas.
Consiguió trabajo como mucama en un hospital, era un trabajo digno, allí nació Axel.
Le dedicó su vida entera.
Han pasado los años, hoy, su hijo recibe el título universitario, Estela le entregará el diploma de honor, en su pecho, orgulloso lucirá la medalla ganada con sacrificio y esfuerzo.
A partir de ahora vivirán en una pequeña casa, rodeada de jardines y amor, el destino les dio a ambos otra oportunidad.
Estela enterró sus recuerdos, el pasado, con tesón y trabajo tendrán un futuro brillante.

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