Friday, May 02, 2008

CIELO

Ellos no conocen de colores, tampoco saben de razas o religiones, son pulcros de espíritu.
Podemos encontrar niños cantando debajo de la sombra de un árbol, niñitas de miradas diferentes, con sus vestiditos de colores.
Algunas llevarán en su vestimenta un poquito de poder, grandes volados adornaran sus cuellitos de cisnes.
Los frunces de sus polleritas estampadas con flores se confundirán con aquellas que desde los jardines regalan sus aromas y colores.
Hoy he conocido a una niña especial, es diferente a las otras que he visto a lo largo de mi vida, su tez es del color del fruto de los olivos, cuando las aceitunas negras están a punto de ser quitadas de los árboles.
Es una nena solitaria, nunca ha tenido en sus manos una muñeca para jugar, los papás trabajan en un oasis de la selva.
Sonríe siempre, sus dientes parecen perlas de nácar, pese a ser única hija de un matrimonio laborioso ella busca los juguetes que no tiene en la naturaleza.
Muchas veces la vi cerca de un lago, escuché su risa sonora cuando sus manitos sumergidas en el agua celeste desdibujaban su imágen inocente.
Esa niña puede tener cualquier nombre, he decidido llamarla Cielo, curiosa me mira, señala la inmensidad del firmamento.
Juntas observamos el paisaje, no sabemos cuánto tiempo ha pasado, le cuento historias, nos comunicamos con el idioma de las señas, en estos casos es universal para entendernos, hablamos idiomas diferentes, las caricias nos unen.
Ella ríe intentando olvidar las miserias a las que la ha sometido el hombre.
Le regalo un cuaderno, allí con lápices de colores vuelca sus dibujos.
Sus manos temblorosas intentan dibujar, nos reímos de los garabatos que alguna vez la humanidad se detendrá a mirarlos.
Tiene como compañía los pensamientos, un entorno de hadas y duendes.
Esta noche cuando las estrellas se cuelguen en el firmamento iremos a su casa, una pequeña choza ubicada en el medio del bosque.
Las esterillas enrolladas, por la noche se estirarán en el suelo para acurrucar sus sueños.
Paso la velada con ellos, aprendo a comer arroz con palitos, nunca había probado semejante manjar, el ingrediente secreto es el amor al prepararlo.
El sol nos despierta, debo partir a otro destino, la imagen de Cielo me acompañará siempre, la sonrisa angelada me despide, una lágrima furtiva desciende por su rostro moreno.
Cielo, como tu hay otros cielos, prometo venir a verte pronto.
Serás la estrella que ilumine mi camino, sentiré tu abrazo para siempre.
Recuérdame pequeña, mañana es incierto, sin embargo tu carita de ángel anidará en mi alma más allá de todos los tiempos.

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