Wednesday, August 13, 2008

ALUCINACIONES





Se había convertido en adicto a la bebida.

No soportaba la soledad que había aparecido con la desaparición repentina de su esposa.

Intentó quitarse la vida varias veces, una y otra vez revivía, sentía recelo por los tratamientos.

En sus momentos de lucidez recordaba a Lucía, habían compartido tres años intensos, amorosos.

En uno de sus tantos viajes decidió fotografiarla en todos los paisajes que conocía, la recordaba vestida con una túnica blanca, sus pies descalzos caminaban por la tierra resquebrajada, etérea iba en dirección a las nubes que poblaban el cielo casi límpido.

Escuchaba con claridad su risa, idéntica al canto de los pájaros cuando despiertan en los nidos.

Cuando quedó solo, empapeló las paredes de la casa con las fotos de ella para sentirla cerca.

Una vez más había desistido de un tratamiento para sus adicciones, la casa que habitaban se había convertido en un museo, cuando estaba sobrio colocaba las flores que a ella le gustaban en sus retratos.

Poco a poco fue vendiendo todas sus pertenencias, conservó una cama y una mesa donde siempre había una botella de licor.

Pese a ser un experto en sistemas nadie le daba trabajo, todos conocían su adicción.

Cansado de vivir, una noche bebió demasiado, con pasos inseguros se dirigió al cementerio, las manos se enterraban en la tierra, hasta que por fin dio con su amada.

Solo extrajo la cabeza, se negaba a creer que una cara hermosa tallada por un escultor se había convertido en huesos de color marfil.

Tambaleando llegó a la casa, pintó la calavera de negro, dibujó en las cuencas de sus ojos figuras de color rojo, sobre la cabeza colocó una flor igual a las que Lucía admiraba.

Afuera la tormenta arreciaba con fuerza, los relámpagos vestían de violeta el firmamento, el grito de los truenos cortaba el silencio.

Pasos inseguros lo llevaron a la playa, quería morir en ese instante para reunirse con ella, no estaba alucinando, el cabello negro, mojado se pegaba a la cara confundiéndose con la larga barba.

No sabía nadar, el instinto lo llevó a las profundidades del océano.

Días después varios rescatistas lo encontraron abrazado a una roca de forma indefinida en el fondo del mar.

En la superficie revisaron sus ropas, en el bolsillo del pantalón encontraron la foto de una mujer de singular belleza, la imágen devolvía una angelical sonrisa.

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