Friday, August 12, 2011

CUANDO LLORAN LOS CEREZOS




Sakura es una bella joven asiática.
Habita con sus padres una casa sencilla no por ello menos soberbia que otras de la zona.
Dos plantas que albergan a los productores de cerezos.
En la planta baja están las oficinas, desde las ventanas puede observar las plantaciones.
Verdes, rosas y marrones conforman el paisaje, la mirada se pierde sin poder avistar el último árbol, el más joven.
En una de las paredes de la oficina sofisticadas pantallas permiten controlar el trabajo de los obreros.
Para acceder a la planta superior hay que ascender una escalera de lustrada y noble madera.
Los barrotes tallados de las barandas otorgan majestuosidad al sitio.
Las habitaciones de la familia fueron construidas de manera tal que todas tengan vista a la plantación de los áboles de codiciados frutos.
Las rejas sostienen maceteros, en primavera son un estallido de fragancia y colores, cual cascadas perfumadas son un deleite para la vista.
El techo a dos aguas de tejuelas negras propicia que la nieve se deslice suavemente.
La habitación de Sakura está adornada con distintas muñecas.
Un espejo oval permite a la joven observar su grácil figura.
Es feliz con sus padres, solo no comprende por qué no le permiten acudir a fiestas en casa de sus amigos.
Siente que ha llegado la edad de enamorarse.
Le ha contado a su madre las inquietudes que la acosan.
Siente que está prisionera.
Necesita compartir su vida con jovenes de su edad.
Bailar como lo hacen sus compañeras.
Por toda respuesta su progenitora le pide paciencia.
Una mujer hermosa que ha aprendido a ser sumisa, a su manera ama al hombre que eligió para compartir la vida.
Explica a su hija que tienen todo para ser felices, nada les falta.
Como otras veces la muchacha se irá en silencio.
Nunca entenderá por qué le son negadas las actividades propias de los jovenes.
Jamás comprenderá los celos de su padre.
Cada mañana un chofer la lleva y trae del mejor colegio de la zona.
Todo eso no alcanza para que Sakura se sienta libre cual pájaro que despliega las alas buscando su propio destino.
Pronto comenzará la cosecha de cerezos.
Su padre está atendiendo en la oficina al capataz, le ha contado que como a paga es buena, vendrán de otros pueblos a trabajar.
Sakura, prepara te con hojas de durazno para ofrecerle al recién llegado.
Por el acento sabe que es extranjero,queda impactada ante tan varonil figura.
La cosecha ha comenzado.
Jornadas de sol a sol no impiden al forastero acercarse cada noche a conversar con la niña.
Temen ser descubiertos.
Pactan un encuentro al final de la plantación.
El árbol más joven será testigo de caricias y besos.
Sobran las palabras en el instante de consumar un amor apasionado.
Amor libre que traerá su fruto.
Conocida la situación, Sakura es expulsada de la casa paterna.
No tendrá peso el llanto incontenible de la madre.
Las palabras no tendrán el perdón buscado.
Los meses transcurren languidamente.
Sakura se convertirá en madre.
El último árbol de cerezos se niega a dar frutos, cada flor rosada que cae se transforma en lágrimas.
Esta historia no tiene final próximo, ello sucederá cuando el padre de Sakura acepte los designios de la vida.

http://www.youtube.com/watch?v=_y7bdbrmLCg&feature=related

1 comment:

Devendra said...

muy bonita historia, no parecio ser tan tristes

besos