Tuesday, August 23, 2011

GAVIOTA HERIDA




En su vuelo infinito recorrió todos los mares.
Supo ser parte del paisaje.
De los cielos eternos bajaba a la estela espumsosa que dejan los navíos.
Posada en el borde de los barrotes que poseen los catamaranes se alimentó de la mano de los pasajeros.
La fotografiaron desde todos los ángulos.
Se veía hermosa vestida con su plumaje blanco.
Escuchó mil historias de amor, amores que no se rinden, amores capaces de derribar todas las barreras.
La azafata va indicando los lugares más famosos del circuíto.
Lugares de belleza majestuosa por los que aún no ha pasado la mano del hombre.
En este instante casi nadie nota la presencia pristina de la gaviota.
Solo algunos niños intentan atraparla.
Juega desplegando sus alas, las repliega cual si fuera un abrazo.
Va de la proa a la popa.
Se detiene a escuchar la conversación de una pareja.
Ella ha elegido ese sitio tan bello para finalizar un amor enfermizo.
Trata de hacerle entender a su compañero que no es bueno para ninguno de los dos continuar con una relación que los daña.
Las palabras de Mariela son armoniosas, no quiere herir al hombre que fue eje de su vida.
Lo ama como jamás amó a nadie, por ello no comprende las reacciones irascibles que lo atormentan.
Tal vez sea su culpa haber idealizado al hombre en el que alguna vez encontró paz.
Paz que llegaba a través de palabras impostadas.
Palabras que no nacían del corazón.
Era necesario terminar con la tortura que laceraba el alma de ambos, aún cuando él mostrara fortaleza, lo sentía debil como un niño.
Los agravios no tenían cabida en ese amor que no era tal.
Hombre que no dudadaba en mostrar su crueldad, intentó callarla por medio del miedo.
El rifle de aire comprimido apuntaba al corazón.
Lejos de intimidarse lo enfrentó, el disparo se desvió.
Pronto la estela de agua se teñiría de rojo, no era sangre humana.
La gaviota herida se había escondido detrás de las escaleras que llevaban al primer piso de la nave.
Los perdigones se habían alojado en una de sus alas.
Nadie pudo salvarla.
En un acto simple y lleno de amor fue arrojada a las profundidades del océano.
Muchos pasajeros compredieron que es inútil acallar las voces verdaderas que nacen en la razón.
En esta ocasión fue un pequeño pájaro de alas inmaculadas.
Mañana puede ser un perdigón que intente acallar la voz de un ser humano como vos o yo.
Esta experiencia le servirá a Mariela para no creer en las palabras que se disfrazan con la sola intención de herir a quien el otro cree más debil.

http://www.youtube.com/watch?v=NlYtwt9_Vd0

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