Tuesday, August 30, 2011

DOS HERMANOS






Antonin Artaud fue un famoso dramaturgo francés, no voy a relatar su biografia.
Con total atrevivimiento trataré de situarme en la vida de un grande cuya vida estuvo signada por el dolor.
Nanaqui, así lo llamaba su círculo íntimo desde pequeño mostró sus habiliddes y gusto por la lectura.
Niño que en soledad pensaba obras de teatro a las que le daba vida ignorando que en el futuro sería reconocido como un grande.
Cuando se transita la niñez es difícil imaginar el futuro, darle forma.
Todo es juego.
Nanaqui usaba la ropa de los grandes para convertirse en actor de las obras que nacerían en su mente.
Tenía como auditorio un espejo.
En el brillo plateado se reflejaban los movimientos del pequeño.
Aplaudía con fervor los finales.
Saludaba con una reverencia a los concurrentes imaginarios.
Era feliz en su mundo de fantasías.
Los personajes que interpretaba llenaban sus horas de juego.
Habitaba una casa espaciosa en Marsella.
Todos los colores estaban en los jardines de la mansión, los que faltaban los llenaba con imaginación
Solo él podía ver el concierto de las hadas que cantaban en armonía, casi imperceptibles a la vista de otros humanos.
Duendes y elfos limitaban los conciertos.
En esos instantes maravillosos las flores volvían a ser capullos escondiendo sus coloridos pétalos.
La primera estrella que encendía provocando al cielo indicaba que el pequeño debía ingresar a la casa.
Noche de lluvia.
Tempestad que golpeaba los cristales de las ventanas.
Hogar de leños encendidos.
Fuego convertido en cenizas rojas viajando al Universo.
Nanique no deseaba representar a ningún personaje.
Con rápidez se tendió en la cama.
Ningún abrigo era suficiente para morigerar el frío que sentía.
El amor de su mamá presentía la gravedad de los hechos.
La fiebre hacía delirar al niño.
Con la premura del caso fue traslado al hospital de la comarca.
En los pasillos se sentía el olor a la muerte.
Con cuatro añitos, sin haber vivido suficiente el diagnóstico fue implacable.
La palabra meningitis fue un latigazo que laceró el corazón de sus padres.
En la capilla del hospital junto a las flores blancas que ornamenaban el altar, la cera de las velas consumía los pabilos encendidos.
Figuras calientes derretían el alma de sus padres.
A su Dios le rogaron la salvación del niño.
Pedían que la enfermedad no dejara secuelas.
En pocos meses Nanique estaría recuperado.
Se había transformado en un niño triste, débil.
No jugaba con los personajes que tanto había amado cuando estaba sano.
Apenas prestaba atención a las clases que le brindaban los maestros particulares.
Por primera vez había conocido la sensación de la muerte.
El entorno no encontraba explicación.
Tenía más de lo que un niño de su edad podía aspirar, nada lo conformaba.
Recibió con alegría la noticia del nacimiento de un hermano.
La pequeña Germaine con su cuerpito tibio y rosado le devolvió la alegría.
Pasaba horas al lado de la cuna.
Sabía que la bebé por ser tan pequeña no entendía sus palabras.
Protagonizó para ella las mejores obras de teatro, parecía que sonreía.
La amaba tanto como a su vida.
Siete meses después del nacimiento de su hermana pequeña, otra vez el horror.
Germaine apareció asfixiada en su cuna.
Lloró con odio que no conocía que el destino le arrancara la vida de su hermana.
Psaron varios años.
Llegó a ser un dramaturgo reconocido a nivel mundial.
Toda sus obras las dedicaba a la pequeña que había muerto.
Ese episodio cambió radicalmente su vida.
En todas sus obras estaba presente el suicidio.
Con el correr de los años conocerá el amor, nada podrá equiparar el que tuvo por Germaine.
Compartirá noches de deseos cumplidos o no.
Todas las mujeres lo ven como al más grande.
Un escritor potencialmente majestuoso.
Mentirá sentimientos que no siente.
En el fondo de su alma siempre tendrá el amor de su hermana.
Viajará por el mundo, recibirá aplausos, la consagración no tardará en llegar.
En otras culturas buscará respuestas a sus interrogantes.
Jamás encontrará aquella que le explique por qué el destino lo privó de estar cerca de su hermana pequeña.
Como casi todos los artistas ,ahogó las penas con alcohol.
La palabra es el único nexo que lo mantiene atado a la realidad.
Ningún premio.
Ningún valor pecuniario será capaz de devolverle la mirada transparente de la bebé que signó su vida para siempre.


http://www.youtube.com/watch?v=tKrPk5B_xpk&feature=related

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