UN ÁNGEL SIN ALAS

La plaza está ubicada en una provincia del Noreste Argentino podría decir que es una de las más bonitas.
No es una plaza de pueblo común de esas que contienen algunos bancos y un mastil.
Esta que menciono es especial
En un extremo del predio hay un rincón dedicado a los poetas.
Rostros de mármol miran al caminante.
Cada escritor tiene su propio monumento, una pequeña placa de bronce recuerda el nombre de cada uno.
Altas palmeras rodean el espacio, hojas de palmeras centenarias cual cintas verdes se mueven al compás de la brisa, impiden que el sol llegue a las estatuas , evitando el cambio de color.
Mariano es un muchacho joven, hace pocos meses el intendente de la localidad lo nombró como cuidador de la plaza.
Orgulloso luce el uniforme que le entregaron.
Recorre el sitio, pide a los jardineros que mantegan los canteros limpios, muchas veces levanta los papeles de caramelos u otros objetos, otras les recuerda a los caminantes el lugar donde se encuentran los contenedores.
Mariano cumplida la jornada ocupa el banco que está cerca del Rincón de los Poetas.
Hombres y mujeres que han legado a la humanidad su obra con el propósito que el inividuo jamás pierda la capacidad de soñar.
Agradece la posibilidad de poder comprar libros.
Graba en el alma las letras de los versos más hermosos, en el corazón alojará la prosa de esos hombres y mujeres tan generosos.
El crepúsculo pinta el cielo con colores púrpuras y rosados.
Lentamente el sol se despide para darle paso al primer destello plateado de la luna.
Las luminarias de la plaza comienzan a encenderse, igual que las estrellas en el universo.
Nota leves movimientos en su rincón favorito.
Un ángel sin alas se ubica entre los monumentos.
Con la linterna encendida se acerca.
Es la imagen más bella que ha visto.
El cincel del escultor lo dotó de hermosura.
El cuerpo en mármol de color celeste igual al sitio donde el horizonte se confunde con el cielo.
Delicados rizos forman la cabellera de piedra.
Mariano busca a quien pudiera haber dejado al ángel despojado de alas.
No encuentra a nadie, se pregunta cómo llegó.
En ese instante cargado de magia el angelito comienza a contarle su propia historia.
Le pide que no se asuste.
Relata que ha viajado en el tiempo, en ese momento desplegaba sus alas para llegar a la tierra.
Le comenta que estuvo en muchos sitios.
A veces cerca del campanario de alguna iglesia, el tañir de las campanas le indicaba que era momento de partir hacia otro espacio.
Estuvo en la cúspide o entrada de algún mausoleo.
No se sintió respetado.
A medida que era agredido perdía las alas.
En varias ocasiones acudió a los baños celestiales que le quitaban las manchas producidas por un aerosol.
Entendió que debía partir hacia otros sitios donde no tuviera cabida la maldad..
Eligió el Rincón de los Poetas, percibía que allí, recordando palabras majestuosas volvería a su estado original.
Meses después Mariano recorriendo el parque encuentra la figura del ángel completa.
El don de la palabra escrita logró que su imagen fuera la primitiva.
Se acercaba el momento de las despedida.
El cuidador de la plaza le pidió que se quedara.
Otra vez la voz celestial tomó la palabra, explicándo que debía regresar a su casa.
Allá en lo alto, en ese espacio donde no llegan las miradas estaba su hogar.
Mariano entendió que no tenía sentido retenerlo.
El ángel prometió cuidarlo siempre, aún cuando no sintiera su presencia estaría eternamente en el alma del joven.
Ambos derramaron lágrimas, ninguno de los dos olvidaría al otro.
Sin saber cómo en el espacio que ocupaba el ángel, nació un rosal.
Rosas blancas perfumadas.
La fragancia de las flores otra vez invitaba al ser humano a soñar.


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