Saturday, September 08, 2018

CONCIERTO DE GAVIOTAS





Regreso a la orilla del mar esperando las horas del atardecer.
Horas tranquilas, en las que puedo dejar volar la imaginación.
En silencio reflexionar sobre este tiempo en que no te tengo físicamente.
¿Cuánto más, podré soportar?
Alejo de mi mente los pensamientos que una y otra vez hurgan las heridas del alma.
Heridas que ninguna medicina puede mitigar.
Dirijo mis pasos hacia la punta de un islote.
He llegado en una lancha con motor fuera de borda,
Pedí vuelvan por mí, cuando aparezca el amanecer.
El cielo muestra su majestuosidad.
La admiramos juntos pues vivís dentro de cada célula de mi ser.
El azul del firmamento no es profundo,
El crepúsculo permanece impávido.
No tiene deseos de dejar que Nix portadora de la noche aparezca en plenitud.
Pese a la rosada claridad, la luna no tarda en aparecer.
Un concierto de gaviotas formando una escuadra perfecta cruza los espacios marítimos.
Lejano, escucho el más bello de los conciertos.
La naturaleza canta.
Es el mágico preludio de nuestro encuentro casual.
Tímidas las estrellas comienzan a brillar.
El marco celestial es perfecto.
Busco como siempre los rasgos de tu rostro amado.
Quiero expresar una vez más el más profundo y puro de los sentimientos que tiene una mujer,
¿Sabías que el amor de una mamá hacia su hijo es incondicional?
Nada lo puede cambiar.
No existe la distancia que impone la eternidad cuando se trata de renovar a diario el amor más bello que nace el día que un hijo aparece abriendo sus ojos a la vida.
Instantes sagrados,
No pueden compararse con nada.
Es tan hermosa esa experiencia que jamás osaríamos pensar, que esa mirada se puede apagar por designios de la eternidad.
Siempre espero que cada una de mis búsquedas sea coronada por el éxito.
Cerca del rostro plateado de la luna, diviso el tuyo.
Estás tan hermoso como siempre o un poco más.
Un halo de ternura se desprende de la luminosidad de tu mirada.
Profunda y cargada de belleza como siempre.
Más que siempre.
En absoluta soledad tus ojos acarician el corazón.
Me gustaría gritarle al silencio, mi compañero de infortunio que soy feliz.
No puedo.
Entraría a la plenitud de ese estado si te tuviera corporizado aquí.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que no intercambiamos la tibieza de una caricia?
Es tiempo que no se puede medir.
Lejano, se escucha el ruido de un motor.
Es la lancha que va rompiendo las olas.
Viene por mí.
Te he visto.
Estuviste presente hasta que el cielo decidió cambiar su atuendo.
En el horizonte se muestran las primeras luces de una mañana que espero sea solo para recordarte.
El amor hacia un hijo crece día a día.
¿Podés sentir su intensidad?
Mi deseo es emprender el camino del reencuentro a la brevedad.
Un viaje que no depende absolutamente de mi voluntad.
Como siempre el destino, sin que lo solicite recuerda que no es mi momento.
Lo sé.
Ello no significa que renuncie a mis sueños de estar con vos para siempre.
Compartir el mismo plano o dimensión.
No es demasiado aquello que debo realizar, entre los terrenales.
No quiero que a diario el tiempo repita su letanía.
Mi tesoro, debo esperar.
Confío en que no demandará demasiado tiempo.
Mientras transcurre con la lentitud que en estos casos lo caracteriza, renuevo mi pedido, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.


https://www.youtube.com/watch?v=YyrKTgGRr-Q

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