LUZ, OSCURIDAD

Se torna imposible saludarte como lo hago a diario.
Los designios del destino, te arrancaron de mi lado como si fueras una estrella que debía ocupar su lugar en el cielo de los muertos.
Hot cumplirías años.
No te gustaba te saludaran ese día.
Tal vez desde tu llegada al mundo donde mi corazón floreció de alegría, por tenerte entre mis brazos por primera vez, presentías tu vida sería demasiado corta.
Los caprichos a los que nos tiene acostumbrado el clima, han dejado el cielo límpido, tal cual al momento en que escuché tu llanto por primera vez.
La realidad me había bendecido con tu llegada.
Un bebé hermoso.
La comunicación fue inmediata.
Cuando te pusieron sobre mi pecho, tomaste como lo harías en el futuro uno de mis dedos.
Puede haber sido un acto reflejo.
Ese hecho se repitió hasta el abruto final.
Afirma la mayoría de los terrenales, los bebés no ven en el instante de nacer.
No estoy de acuerdo con esa teoría de la época de las cavernas.
Tu mirada curiosa, observaba a su alrededor.
No puedo describir ese momento donde una mujer encuentra la plenitud.
Ha recibido el mejor de los títulos.
Se ha convertido en mamá.
Tus avances fueron prodigiosos.
Como todo niño nacido con un peso superior al normal, te realzaron varios exámenes para comprobar eras un niño sano.
Te trajeron al cuarto para que estuviéramos juntos.
Al notar una pequeña tela adhesiva en tu pie descalzo, reclamé como es mi costumbre.
¿Cómo no me habían avisado te extraerían una muestra de sangre para confirmar tu estado de salud?
Revolucionaria, reaccione como una leona cuidando a sus crías.
Tiempo de luz,
Los designios del destino traerían la oscuridad.
No puedo asumir tus cenizas, descansan debajo de una cruz.
Comprendo no te gustan los íconos religiosos.
¿Dónde podía dejar la urna de madera noble que pudo acompañarme durante treinta y nueve días después de u partida?
Un tema que mi familia choquita ayudó, a resolver.
No es una casa, no lo concibo de esa forma, el enclave donde deben estar depositadas las cenizas a las que un cuerpo es reducido.
¿Existe mayor horror?
Suelo dirigir mis pasos hacia cualquier especio acuoso.
Era tu medio natural para exhibir tus destrezas, pese a mi terror.
Surcan el cielo dos pájaros de oscuro plumaje.
¿Serán gaviotas, reprimiendo el llanto para no herir aún más la soledad?
En esas visiones locas, muy cerca de allí, entre celajes blancos, existe una escalera.
Quiero creer que ascendiéndola llegaré a tu cielo.
En el recorrido, un girasol que tiñó sus pétalos con los destellos del sol, sonríe balaceándose.
¿Es para m ese gesto amoroso?
Sé como agradecerlo.
Los pétalos amarillos conocen mi desazón.
Si ellos pudieran transportarme a tu lado, todo sería diferente.
Podría ignorar a los que carecen de neuronas y solo buscan molestar.
No me llegan tanto como pensaba.
Puedo divertirme con la ignorancia de terceros que siempre habitarán, mundos rechazos por mí.
No crean, siento ser más que otros terrenales.
Nada de eso.
Nos separa la capacidad de pensar.
En el camino de los recuerdos se interpuso la oscuridad.
¿Cómo alejarse de ella sin mayores daños?
No la he convocado.
No preciso su compañía.
Es tóxica.
Está demasiado lejos del amor inconmensurable que nos prodigamos.
Hijito, estoy cansada de permanecer en un lugar hostil.
Las aves de colorido plumaje, entonando bellas melodías como en el momento de tu llegada al mundo, han partido.
Las fragancia perfecta derramad por los pétalos de cientos de flores, dándote la bienvenida, no están.
Luminiscencias esfumadas, dejaron la oscuridad reinara en los jirones de mi alma.
Mi amor, ayudame a no permanecer más tiempo aquí.
No debo cumplir ninguna misión.
Una mentira mayúscula de los terrenales.
Tampoco deseo que Mnemósine o Perséfone, me tomen como presa.
Quiero conservar la memoria para recordar el ayer.
No es mi deseo participar de ceremonias, donde las deidades griegas eliminan los recuerdos para hacerlos renacer.
Detesto la reencarnación.
Mi deseo es uno solo.
Reencontrarme con vos.
El ser que más amo en el mundo y tenía demasiado por hacer aquí.
Quiero entregar mis letras a quien sepa utilizarlas.
Ayudame a huir al espacio donde descansan los muertos.
¿Hay lugar para esta madre desesperada?
Te pido arbitres los medios para allanar el camino.
Deseo darte un beso.
Es tan necesario como el aire que respiro.
Con el paso del tiempo, voy comprobando cada uno de tus lemas.
Es horrible permanecer en silencio por no tener a quien hablarle.
Más espantoso es que el ocasional interlocutor de opiniones impunes.
Solo los designios de un destino que aún no alcanzo a comprender traerán calma.
Deseo recrear el día de tu nacimiento.
Diáfano como el de hoy.
Duelen los dorados destellos del sol cuando el amar hecha jirones no puede recomponerse.
¿Cuál es mi deseo más anhelado?
Partir a tu lado.
No encajo en las entelequias de algunos mortales.
¿Es tan difícil de comprender?
¿Los muertos cumplen años?
¿Cómo es la estadía en ese espacio tan enigmático?
¿Estás solo?
¿Has visto en estos casi cincuenta meses la presencia de algún ángel?
¿Existen o solo es una creencia que trasciende a la humanidad?
Ayudame a llegar.
Preciso comprobar donde están los cimientos de la verdad.
Sin dudas me gustaría creer en la existencia de vida en otras dimensiones.
¿Por qué las señales son tan difusas?
¿Estás en algún lugar?
¿Podré encontrarte alguna vez?
¿Me reconocerás?
¿En ese enclave excéntrico los sentimientos existen?
¿Falta mucho para poder darte un beso?
¿Llegás a comprender mis necesidades?
No soy terca.
Acuno un sueño.
Abrazar a mi hijo.
Estar a su lado para siempre.
Pese a la desesperación, aún puedo reflexionar.
Todos los caminos me conducen al ser que más amo en la vida.
¿Por qué no puedo saludarlo el día de su nacimiento?
Mi tesoro.
No me queda nadie para interpelar.
Sé mi único deseo es terminar con la ingratitud de esta separación.
¿Podría acelerar los tiempos?
Sí.
Ello sería vulnerar tu memoria límpida.
¿Qué hacer?
¿Cómo llego a vos?
Suplico me ayudes.
Los caminos del dolor deberían acotarse.
Te amo.
Nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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