SIN ROSTRO

Buenos días mi cielo.
Siento culpa por no haber establecido estos contactos maravaillosos.
Puedo afirmar que a través de ellos recibo esa gran dosis de amor que recibo a cada instante después de tu partida, para continuar en este mundo cada vez más hostil.
Ayer una fecha muy especial para los dos, no pude compartirla a través de las letras.
Has sido testigo de todos los obstáculos tuve que atravesar para lograr la mitad de aquello que necesitaba.
A esta altura del siglo XXI no puedo creer, existan seres impiadosos jugando con la salud.
¡Qué tonta soy!
Hace casi cincuenta meses lo hicieron con vos.
No tendría que asombrarme la ignorancia de los vagos con jerarquía.
Ayer deberíamos haber compartido cada segundo del día en absoluto estado de placidez.
Sé, recordás esa fecha en particular.
Hostigada por la incapacidad de pensamiento de algunos señores ¿?con títulos y honores cuando llegué a mi refugio solo encendí la computadora para efectuar los reclamos correspondientes.
Lejos estaba de escribir.
Percibí tu presencia tranquilizándome cuando estuve frente a personas mendaces, como inoperantes.
Con la serenidad que te caracteriza, trajiste altas dosis de paz para que no me convirtiera en un ser vulgar, como los que esos personajes están acostumbrados a tratar.
Has estado presente, por lo tanto no debo relatarte más sobre ese episodio tan desagradable como funesto.
Quiero me disculpes pues dije una mentirita cuando mi familia choquita me preguntó si había tenido tiempo de almorzar.
Carece de importancia.
Luego de un baño reparador quise mirarme al espejo.
No llamó mi atención la imagen devuelta.
Los rasgos de mi rostro habían desaparecido.
Quiero aclarar que no es un episodio actual sino que llevo como carga desde hace casi cincuenta meses.
No sé como explicarte.
El cuerpo está definido.
El interior también.
Cuando quiero ver reflejada en un espejo solo veo un vacío inquietante.
¿Cómo llego a notarlo?
Con los ojos que tengo en el alma.
¿Has podido visualizar esta imagen extraña?
¡No me asusta!
Imagino es parte de la tragedia cercana a ese final que quiero se produzca prontamente.
Nada debo hacer aquí.
Pese a ello hay personajes siniestros capaces de retenerme en contra de mi voluntad.
¿Lo lograrán?
Si no respetara tu memoria bendita hace tiempo que esta tragedia habría tenido su colofón.
Se hace innecesario continuar en terreno hostil.
Estoy en desventaja respecto a otros terrenales.
¿A que se debe la desigualdad?
No tengo esa respuesta.
O tal vez sí.
Nunca heriría tus sentimientos.
Ambos tenemos convicciones respecto a la vida.
Por amarte nunca podría vulnerarlas.
Poco me importa ser a mujer sin rostro.
Vos podés mirarme con los ojos del corazón.
Lo demás no tiene cabida en nuestro mundo.
Anoche recibí el llamado de uno de tus hermanos de la vida.
Me propuso olvidar o quitar del almanaque el mes de octubre.
¿Cómo hacerlo?
Sé que sus palabras nacen en el amor fraternal que se tienen mucho más allá de la muerte.
Quisiera trasladarme al pasado.
Faltaban dos días para que u carita asomara al mundo de los insensatos.
El sábado cumplirías años.
El horror me acompaña.
No estás.
¿Cómo pueden resolverse las ausencias que responden a la fatalidad?
No hay excusas.
No estás y ello no se puede componer en el mundo de los mortales.
Como el Quijote lucho contra los molinos de viento imaginarios.
No deseo terminar sin capacidad para razonar.
Solo accedería a ello su ese fuera el vehículo que
e me acercara a tu lado prontamente.
Estoy cansada de vivir.
Mi paradoja es “Morir para vivir junto a vos”
Todo excede a esta realidad que me toca vivir sin que sea mi deseo.
Constituye un delito me retengan en contra de mi voluntad.
Preciso como nunca darte un beso sin contar que hace mil quinientos diez días que no puedo hacerlo.
Preciso me contengas en un abrazo para alejar los sentimientos sombríos.
Preciso sentir la fragancia de tu perfume.
Muchas veces compartido.
Preciso sumergirme en tu mirada para seguir sin saber muy bien para que.
Prciso escuchar tu voz diciéndome cuanto me amás.
Preciso tenerte.
No me alcanza saber que puedo visitarte en un cementerio.
¿En que cabeza de algún mortal cabe que una madre lleve flores blancas a su hijo?
¿Dónde estás mi tesoro?
Quiero tenerte antes de mi propio final.
Solo ansío encontraré pinceladas de incipiente paz.
Duele el desamparo.
Duele querer morir y te exijan seguir viviendo.
Duele la soledad.
Duele haberte traído a la vida para presenciar tu muerte.
Era yo quien debía de partir.
No puedo más.
La soledad es mi enemiga.
Ayudame a llegar a tu lado.
No podría tomar decisiones propias.
No corresponden a mi estilo.
Me alejarían de vos.
Sin embargo no es justo continuar viviendo cuando se quiere morir.
Ayudame.
Poco importa si tengo rostro o no.
Los sentimientos se reconocen más allá de los rasgos humanos.
Te amo mi pequeño.
Nunca olvides, cuanto te ama tu mamá.



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