VISUALIZACIONES

Buenos días mi cielo.
He podido comprobar que en ocasiones los sueños carecen de raciocino.
Cada noche sosteniendo tu documento en mi mano pido, no sé a quien, permita pueda soñarte.
Pocas veces lo logro.
Cuando te veo, estás distante, tanto que aún no he podido cumplir mi utopía de darte un beso.
Menos acariciarte o abrazarte.
Sí, escucho claramente tu voz inconfundible.
Los temas poco tienen que ver con la existencia terrena.
Esos detalles carecen de importancia.
Necesito verte a vos, aún cuando no desearas utilizar el don de la palabra.
Mirarte a los ojos.
Son escasas las ocasiones en que he podido soñarte.
¿En el lugar que estás, no usan perfume?
Otra de tus características definitorias que se hace necesario recrear.
Anoche, después de muchos días, donde la estrella más grande del universo regaló dorados destellos por doquier, se desató una tormenta importante, con granizo incluido.
Estuve despierta hasta tarde esperando una noticia.
Uno de tus hermanos de la vida se convertirá en padre.
Mediante un estudio conocería el género de la futura vida.
Hoy por correo electrónico supe que a la existencia de los papás llegará una niña.
Apareciste en mi sueño de una manera diferente.
Propia de un ser especial.
Tan generoso como luminoso.
Salías del interior del celular.
Curiosamente estaba apoyado al borde de un abismo.
En medio de nubes rosadas y un cielo azul, te elevabas en un vehículo que no era precisamente una bicicleta convencional.
Se parecía a las que circulan por el espejo de agua que conforman los conocidos Lagos de Palermo situados en la ciudad homónima de Buenos Aires.
Esos vehículos poseen un parasol, para atenuar los rayos de aquel en los días de verano.
Tu transporte poseía un libro entreabierto.
Suave la brisa, las hacía danzar en el interior del ejemplar propiciando pudieras subir tan alto, que al rato no pude visualizarte.
Ni bien comenzaste a ascender, tu móvil parecía un natatorio.
Por uno de los extremos caía agua hacia ese pozo indefinido.
De ser llanto tengo la certeza, desbordaba por vos.
Fueron varios años en que ese aparato, pasó a ser una extensión de tus dedos ligeros.
Siempre buscando información, proveniente de cualquier hueco del mundo.
A mayor altura la ciudad quedaba abajo como si se tratara de una miniatura apoyada en la pantalla del celular.
Las hojas seguían bailando en el interior del libro encuadernado, en cuero.
¿Cometo un error si afirmo se trataba de tu libro de cabecera?
“E principito” de Antoine de Saint-Exupéry.
Autor que trasciende todos los tiempos.
Una de las obras más vendidas del mundo que fuera traducida a todos los idiomas.
No podía ser de otra manera.
Ningún terrenal puede perder la oportunidad de leer las reflexiones de ese pequeño de corto cabello rubio, sentado sobre la tierra de espaldas a la indolencia observando las estrellas titilantes en una noche azul.
No es lectura para niños.
Se pueden beber sus letras apasionadamente a cualquier edad.
Son tantas las enseñanzas que deja ese chiquillo, que debería ser obligatoria la lectura para comprender la esencia de un ser puro.
Esa gracia con la que nació, lo habilitó a sacar conclusiones impensadas para un nene.
Frontal, directo, sin necesidad de enmascarar las palabras, expresaba aquello que sentía su noble corazón.
Invito a terrenales de cualquier edad a leer la profundidad de cada reflexión.
Quienes hemos tenido el placer de acceder a sus letras, jamás olvidaremos una de sus frases trascendentes “Lo esencial es invisible a los ojos”
¿Quién no podría coincidir con él?
Seguramente un terrenal que padeciera ceguera cardiaca.
A veces no hay que pronunciar palabras grandilocuentes para que nuestro interlocutor sepa poseemos ojos en el corazón.
Desde tu ausencia comprendí por qué lo habías elegido como libro de cabecera.
¿Es posible resistirse a la verdad?
Los niños y los que carecen de razón la esgrimen continuamente.
Los más grandes solemos ser más fatuos.
¿La causa?
Escasez de sentido común.
Creernos somos el ombligo del mundo.
Pensar, somos tan superados que subestimamos el intelecto de quien no usa disfraces a la hora de argumentar con palabras sencillas.
Tener la maldita costumbre de señalar.
Por raza, religión cuestiones personales o solo por que sí.
Quiero contarles a quienes me leen, afortunadamente son muchos, que cuando se pierde un hijo, perdemos el eje de la existencia.
No comprendemos debemos seguir, aún en contra de nuestra voluntad, pues los que quedan a nuestro alrededor, están deseosos nos parezcamos a quienes supimos ser.
La tarea es ardua.
El duelo no se supera.
El dolor es comparable a filosas dagas ingresando en nuestro ser.
Aprendemos a otorgarle a cada episodio su exacto valor.
¿Qué sentimos?
Todo y nada a la vez.
Vamos muriendo como los árboles que han sido testigos de historias pasadas o recientes a quien cada día se le arranca un trozo de corteza, dejando ver la sabia corriendoen su interior.
¿Qué se obtiene infiriendo daños?
Exacerbar la vanidad.
¿Conduce hacia algún enclave?
Al terreno de la necedad.
¿Puedo describirlo?
Lo intentaré.
Necio es aquel que solo piensa en bienes materiales, sin siquiera pensar en aquellos que por necesidad tienen como techo para dormir las estrellas.
Pocos colaboran con quien lo necesita.
La mayoría levanta el dedito acusador para decir un nefasto Está así porque quiere”.
Por allí comienza el sendero de la necedad.
Deseo preguntar a mi hijo si ha llegado al cielo en ese vehículo tan particular.
Mi sueño continuó mientras el ascendía, desaparecía de mi vista y ello posibilitaba razonara sobre los sucesos que vivimos a diario.
El alarido de un trueno logró sacarme del sueño profundo.
En estado de máxima alerta, revisé las cerraduras del refugio.
No pude dormir más para volver a soñarte.
Mirando la oscuridad comencé a recordar las frases más conocidas de tu libro preferido:
“"Cuando uno está muy triste son agradables las puestas de sol".
Son bellísimas, nos llevan a pensar la probabilidad de la existencia de la eternidad.
"Los hombres ya no tienen tiempo para conocer nada”
Certezas que erizan la piel.
“Las palabras son fuente de malentendidos"
Las que están mal pronunciadas.
Hay muchas más.
Les pido Lean el libro.
Caja de sorpresas y sabiduría.
¿Llegaste a destino tesoro?
¿Cuándo volveremos a encontrarnos en sueños?
¿Podré darte un beso?
¿Sería de tu agrado leamos juntos “El principito”?
Una manera de estar más unidos que siempre su ello es posible.
Te ruego intercedas para que no demore más mi arribo a ese sitio por ahora inexpugnable.
Quiero comenzar una nueva realidad juntos.
Es demasiado el tiempo, transcurrido.La capacidad de soportar se extingue.
No es mi intención transformarme en un recuerdo para vos.
Tenemos muchos caminos nuevos por recorrer.
El universo debe ser testigo de nuestro reencuentro.
Mientras llega, te pido, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=ATiJ7i8m8rY