Wednesday, April 30, 2008

ESCUELA RURAL

Como todas está alejada de la ciudad, es una construcción sencilla, las paredes son de ladrillo a la vista, los techos armados en parrillas de madera sostienen las chapas de aluminio, no cuentan con electricidad, pese a estar a unos cuarenta kilómetros del pueblo más cercano, el frente está rodeado de jardines, en el fondo un patio, una pequeña cancha de fútbol, más atrás un aljibe, contenedor de agua fresca y la huerta.
Cuenta con un dormitorio para los maestros que se renuevan cada dos años y otro más grande para los chicos que no pueden regresar a su casa.
En el salón un viejo armario oficia de botiquín de primeros auxilios.
Una cocina para mitigar el hambre y elaborar los sueños.
En el jardín un cantero circular contiene el mástil ,las madres de los alumnos con retazos celestes y blancos confeccionaron la bandera que flamea con la brisa del viento, el canto de los chicos pareciera darle vida.
Durante una semana con pocos recursos han preparado la clase de hoy, tratará del cuidado del medio ambiente.
Son veinte alumnos de diferentes grados, están todos juntos aprendiendo a ser útiles para un futuro incierto.
Sofía los ama como si fueran sus hijos, ella es una joven mujer que decidió ejercer como maestra rural.
Atrás quedaron los lujos y comodidades que le brindaba su familia, dejó todo para consagrarse a la enseñanza en los lugares más desiertos que se puedan imaginar.
En diez minutos los chicos entrarán a clases.
La noche anterior Sofía preparó varias láminas para enseñarles a sus alumnos.
La primera muestra a un campesino, trabajador de sus tierras, el suelo está resquebrajado por la falta de agua, sus manos curtidas por el trabajo aprisionan un rosario de perlas blancas, en otra un lirio crece desde las entrañas de la tierra seca, la última muestra a un hombre regocijándose entre frutos rojos como la pasión.
Los chicos aportaron germinaciones y otras láminas.
Abel es un niño solitario, no tiene padres fue criado por sus abuelos, pese a que la maestra trata de integrarlo a sus compañeros el pequeño se muestra triste.
La clase ha sido fructífera, los nenes aprendieron el cuidado de la tierra.
Salen al recreo, el cielo límpido se oscurece, no son nubes, es humo que convierte todo en tinieblas.
Lejos se escucha el ulular de las sirenas, algunos padres retiran a sus hijos,
Abel queda con la maestra, protegen con bolsas el aljibe evitando que el agua se contamine.
Se refugian en el salón, la cortina de humo se espesa.
Sofía conversa con Abel, distraída por la charla no advierte que el fuego se acerca, no tiene elementos para apagarlo.
Sale con el niño, se sientan en el cantero que contiene el mástil, curiosamente las lenguas de fuego no alcanzan la bandera.
El niño se acurruca en los brazos de su maestra.
El temor se apodera de ambos, Sofía trata de calmar al pequeño.
Por primera vez Abel reflexiona en voz alta y dice:"Seño no hace falta ir tan lejos como el señor de las láminas, aquí cerca lo que era un vergel verde ha sido arrasado por el fuego, muchos pájaros han muerto, también ganado, las flores son tallos amarillos erguidos buscando el cielo".
Hoy los chicos caminan sobre una alfombra de cenizas, algunas humeantes.
La escuela será reconstruida con la ayuda de todos.
Cada uno aportará su granito de arena para levantarla.
Permaneció intacta la bandera, con unción le cantan a ella, quieren seguir estudiando pese a las adversidades.
Tal vez algún día alguien tome conciencia, de esa forma los niños tendrán educación para siempre.

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