Friday, February 10, 2012

REENCUENTRO TARDÍO




Germán es piloto de avión.
Hombre de carácter que la vida ha templado.
Acostumbrado a surcar los cielos del mundo, piloteando una nave se siente feliz.
Apasionado y romántico le gusta volar tan alto hasta desaparecer entre las nubes que ornamentan la esfera celeste.
Este será el último viaje antes de las vacaciones anuales.
Como siempre es el encargado de dar la bienvenida al pasaje.
A mitad del pasillo y sobre éste viaja una bella mujer.
El cabello apenas ondulado acaricia el rostro aún joven, el paso del tiempo no le ha quitado nada de su hermosura.
El corazón le da un vuelco cuando se acerca, es Marcela, la mujer con la que compartió el amor más profundo después del divorcio con Silvia.
Su Mar, así la llamaba logra que el corazón brinque en su pecho.
Coincidirán en tomar una copa en el Aeropuerto ni bien lleguen a destino.
Diez años pasaron desde la última vez que se vieron.
Copa de champaña mediante brindan por el reencuentro, Mar le cuenta que no ha habido otros hombres tan importantes como él, mientras estuvieron separados.
Ríen al saber que viven a pocos kilómetros en una ciudad soñada.
Ella habita un coqueto departamento céntrico, el eligió una casa rural, tiene como única compañía a Belky, un pastor alemán acostumbrado a los viajes de su dueño, tiempo en el que recibe la atención de los asistentes que mantienen en orden la vivienda.
Concretarán una cita en la casa de Germán cuando Mar regrese de un viaje de negocios.
Los días se suceden monótonos, son habituales los paseos con su mascota, al quitarle la correa llegando de recorrer la estancia Germán involuntariamente se produce un corte en la mano con un abre cartas.
Será la primera señal, pese al tiempo transcurrido la herida no cierra.
Los estudios médicos arrojarán que padece diabetes, deberá controlarla para llevar una vida normal.
En pocos días Mar llegará de su viaje, a través del teléfono la ha convencido de pasar el fin de semana juntos en la amplia casa.
Los asistentes preparan las habitaciones, no deben faltar las flores preferidas del amor de su vida.
En cada rincón es preponderante el perfume de las azucenas.
Mar le pide que no la vaya a buscar al aeropuerto, sabe la dirección, manejará su propio auto.
La cocinera ha preparado los platos de antaño, música suave acompaña cada momento.
Es mucho lo que tienen que contarse.
Esa noche acunados por el titilar de las estrellas, estrellas a las que les falta la compañía de la luna, recrearán la pasión que los uniera hace tanto tiempo.
Durante el desayuno la nota pálida, Mar le dice que quizás se deba al cansancio, hasta que por fin le cuenta que padece una enfermedad terminal.
Lloran juntos el tiempo perdido, se prometen disfrutar todos los instantes, no habrá preguntas que llamen a las tinieblas.
Mar debe regresar a su casa, las horas compartidas han sido apasionadas, con la profundidad que trae la experiencia.
Se aman más que antes, de eso no hay dudas.
Germán no insiste, Mar quiere llegar a su casa en soledad, se renuevan las promesas.
Mientras maneja, esta mujer que ha sido amada no desea que nadie sea testigo de la decadencia que traen las enfermedades.
El sonido del teléfono despierta a Germán en la madrugada.
Necesitan que vaya a reconocer el cuerpo de una mujer que tuvo un accidente gravísimo.
Germán recuerda, Mar es una experta conductora, no puede ser ella.
El cuerpo yaciente reposa en una camilla, Germán besa los labios gélidos.
Dejará en el pecho una azucena.
Busca desesperadamente un objeto.
El filo de un bisturí terminará con la vida de Germán.
En este viaje no partirá sola.

http://www.youtube.com/watch?v=VDWD2yeA-…

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