Saturday, May 13, 2017

OTROS TIEMPOS, OTRAS MUSAS







Hoy quiero escribir un relato parecido a los que dictaban mis musas en un pasado reciente.
Cuentos que fascinaban a lectores de todas las edades pues me decían que podían sumergirse en las letras visualizando en paisaje.
Imagino nuestras caminatas por un bosque situado en cualquier lugar del orbe.
Asidos de las manos nos internábamos en su espesura con el propósito de dejar cual aves de suave plumaje que el pensamiento emprendiera vuelo hacia los destinos más bellos que se puedan imaginar.
Comenzábamos la caminata a media mañana.
El sendero era estrecho, se abría al principio de un lugar encantado.
Los primeros en saludarnos eran los árboles añosos, en su tronco rugo la corteza comenzaba a desprenderse.
Por allí había pasado inexorable el tiempo.
En ellos se habían formado cuevas, allí vivían las ardillas musicales.
Juntas y alegres nos brindaban un concierto anticipando la fiesta de las hadas, elfos y duendes que por las noches se reunían para brindar por la vida que transcurría en un sitio soñado.
Ellas lucían sus mejores galas mostrando atuendos confeccionados con gas etéreas.
Lucían bellas como en los cuentos que todos leímos en la niñez.
Utilizaban como espejo el agua de una vertiente, la que se transformaba en cascada sonora para cantarle a las piedras.
Los pájaros más exóticos aleteaban alrededor de ellas con sus melodiosos gorjeos.
En ese mismo río, la estrella mayor del universo lavaba sus destellos logrando un brillo aún más dorado.
Un duende curioso nos acompañó durante una parte del trayecto.
Con curiosidad preguntaba por qué nos amábamos tanto, al unísono contestábamos que así se aman madres y su hijo.
Al final del camino por el bosque encantado encontramos un lago de aguas quietas, el duende inquieto comento que por las noches bajaba laguna para que el agua la hiciera lucir más bella y plateada.
Más tarde cuando aparecieran las primeras estrellas titilando se colgaría en el cielo para que todos admiraran su hermosura.
Hoy es un día especial en mi existencia, hace veintiún meses, unidos como siempre empezábamos a transitar el camino más doloroso, trayecto que finalizaría quince días después cuando el destino para liberarte del padecimiento te arrancó de mi lado, jamás de mi ser que te añora como siempre.
Partiste una gélida mañana de agosto mientras mi mano derecha sostenía la tuya y la izquierda permanecía apoyada en tu pecho para sentir el último latido de tu corazón cansado.
Estos quince días son terribles para mi, como lo fueron para vos.
Recuerdo cada secuencia como si estuviera ocurriendo en el aquí y ahora.
Los dos sabíamos cual sería el final pese a que lo calláramos para no aumentar el dolor que produjo la tragedia que me acompañará has el postrer día de mi vida.
Una vida a la que no le encuentro sentido y menos la resignación que dicen trae el tiempo.
Pensé en no escribir nunca más, lo expresé en el primer cuento que te dedique.
Mis musas estaban tan atormentadas como su dueña.
Todos los relatos dejaban ver la peor de las tristezas,.
El silencio gritaba recordándome que había quedado en soledad absoluta.
No coincido con el dios griego Hades que decía que los muertos estaban alojados en el inframundo.
Pese a mi admiración hacia Homero y su más trascendente obra como fueron La Ilíada y Odisea que apoyaba esa tesitura, lo mismo que en los Himnos Homéricos rechazo de plano esa postura.
Como amante de las letras prefiero hacer míos los pensamientos del gran poeta florentino Dante, quien con la intención de que su amor prohibido la pequeña Beatriz lo acompañara hasta el final, no solo le describió los nueve cielos que deberían atravesar juntos para vivir un amor incomprendido, que al final de ese camino encontrarían el Paraíso que les permitiría vivir el amor intenso que los abrazaba en la eternidad sin ser señalados.
Solo uedo imaginar como el gran escritor que estás en un lugar privilegiado, sitio donde moran las almas que te antecedieron en el camino.
Espacio eternamente musicalizado por las cítaras que ejecutan los ángeles.
Sé que ellos te cuidan por haber sido y seguir siendo un ser luminoso y solidario.
Ye extraño de una manera difícil de dimensionar.
En estos meses he transitado los caminos más oscuros.
Abismos interminables de los que pude emerger lentamente gracias a tu ayuda.
Tengo la certeza que podría refutar a los dioses griegos que no son los muertos quienes moran en el inframndo sino los que quedamos viviendo sin saber muy bien por qué ni para qué.
Ese mundo tremendo está plagado de oscuridades de las que no se podría salir sin ayuda de los seres queridos.
Oscuridades que como dagas filosas lastiman el alma hasta hacerla sangrar.
No e verdad que el tiempo cura las heridas, muy por el contrario las profundiza.
Se que si estuvieras aquí no dudarías en preguntarme ¿Hasta cuando mamá sufrirás mi ausencia?
La respuesta sería para siempre.
Hago esfuerzos para que desde el cielo puedas ver en mi rostro la mueca de una sonrisa.
Me veo impedida de complacerte.
La mamá que conociste y disfrutaste no es la misma.
Te pido perdón por mi llanto.
Llanto que cesará cuando se produzca el ansiado reencuentro.
No soy dueña de la respuesta, solo Dios sabe cuando ocurrirá el anhelado evento que nos permitirá reír juntos con nuestros recuerdos.
Nuestras vivencias que no fueron pocas.
Te amo y en nombre de ese sentimiento tan puro te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=qGoeOpatbTI

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