TU ESTRELLA EN MIS MANOS

Los fenómenos naturales logran que el cielo luzca en todo su esplendor.
Este último mes se han repetido las lluvias de estrellas.
Todos sabemos que no son tales sino meteoritos que se desprenden de uno más grande .
Pequeñas partículas que al tomar contacto con la atmósfera se encienden produciendo la llamada caída de lluvia de estrellas o estrellas fugaces.
Laura como siempre me pasó a buscar.
En principio iríamos al planetario.
Como no se necesitaban telescopios para observar el fenómeno, le pedí que fuéramos a un lugar descampado dado que en lugares abiertos se visualizan mejor.
La noche se presentaba fresca por lo que decidimos llevar camperas.
La temperatura en esos sitios es dos o tres grados más baja que en la ciudad ergo sería una noche fría.
Solo nos quedaríamos un rato en el destino elegido.
La ruta estaba solitaria nadie transitaba por el lugar.
Nos detuvimos en un semáforo en una rotonda para luego girar a la derecha.
La camioneta se acercó.
Mientras ello ocurría controlamos que todas las puertas de la nuestra estuvieran trabadas.
Sentimos el golpe del choque.
Sin demostrar temor seguimos avanzando a la velocidad permitida.
Al sentir el segundo golpe entendimos que el conductor estaba dispuesto a cometer un delito.
Intentamos relajarnos hasta que escuchamos el detonar del primer disparo. No sabemos dónde impactó.
El terror se había apoderado de ambas, un pequeño viaje de placer se había convertido en uno de terror.
No alcanzábamos a comprender la actitud de un hombre armado y también desquiciado que podría habernos matado.
Proseguimos el derrotero fijado angustiadas.
Mientras tanto en el cielo se desarrollaba un espectáculo encantador.
No conforme con disparar a nuestro vehículo comenzó a disparar al aire para intimidarnos.
Las balas no impactaban en ninguna parte, parecía que alguien demasiado especial las hacía regresar al móvil del agresor hasta que por fin desapareció.
Libres de una situación peligrosa decidimos estacionar cerca de una pequeña plaza con el propósito de cumplir nuestro cometido.
El espacio carecía de luz artificial algo que resultaba beneficioso.
Sentadas en el piso nos dedicamos a observar la majestuosidad del universo surcado por cientos de estrellas fugaces.
En un instante de la noche quieta y tranquila sentí tibieza en mis manos,
No era un meteorito encendido sino una estrella de verdad.
Observé sus vértices y en el centro de ella vi reflejado tu rostro angelado.
Eso me bastó para comprender que durante el viaje estuviste a nuestro lado desviando los disparos de quien nos quería agredir.
Siempre estás para cuidarme, en esta ocasión también protegiste a Laura.
Esas pequeñas señales son las que me dan fuerzas para seguir.
Savés que espero con ansiedad que no puedo reprimir el día que Dios señale como el de nuestro reencuentro.
Te amo como nunca, mientras esperamos solo te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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