Tuesday, August 29, 2017

DESEO PINTAR TU CIELO





Nuevamente viajaré en la máquina del tiempo.
En esta ocasión he de visitar a mi pintor favorito, Vincent Van Gigh.
Necesito que me enseñe a pintar sobre óleo.
Mi deseo es aprender de su arte con el objetivo de pintar tu cielo.
En Holanda es verano, por ello debo llevar atuendos acordes con el tiempo y la época.
Elegí un sencillo vestido largo de lino blanco, lleva un único detalle un lazo de color sobre la cintura.
Mientras viajamos cambio mi ropa moderna por la sencillez de un vestido.
Llegaremos en pocos minutos.
Caminaré por paisajes majestuosos hasta llegar a lanolina donde se encuentra emplazada la mansión del pintor.
Amplios jardines rodean la edificación.
Flores amarillas como las de sus cuadros rodean la propiedad.
Un asistente silencioso abre la puerta de entrada.
Eñ hierro negro de las rejas otorga misterio a un espacio para soñar.
No está en su atelier.
Ha colocado el atril debajo de un añoso árbol.
En una mesa auxiliar están apoyados los pomos de pintura, una paleta para mezclar colores y diversos pinceles.
Al notar mi presencia gira su figura nórdica, antes de preguntar el motivo de mi visita desea saber si hablo francés, al contestar afirmativamente dice que en ese idioma nos comunicaremos.
Pide a la misma persona que abrió las puertas de la ansió que traiga otro atril y una silla para que pueda estar cómoda.
Indica que aquel sea colocado en el jardín en un sitio donde el sol no provoque sombras.
Mientras preparan el sitio, le cuento brevemente mi historia.
Conmovido por la pérdida que he sufrido hace dos años, con tono más amigable y relajado desea saber si en alguna otra ocasión he tenido un pincel en mis manos.
Ante el no rotundo que pronuncio deja ver la mueca de una sonrisa, expresando que siente agrado por mi visita y el motivo de la misma.
Jamás ninguno de sus discípulos le ha pedido que le enseñe a pintar el cielo con un propósito tan amoroso como el de una madre que extraña a su hijo.
En un instante me detengo a observarlo.
Su aspecto es algo desaliñado,
Como si leyera mis pensamientos, vuelve a reír.
Su carcajada sonora me hace sentir culpable de mi propia curiosidad.
Alegre dice que n me preocupe.
Se define como un hombre común a sabiendas que es un genio de la pintura.
Mientras coloca la tela que usaré para pintar tu cielo, expresa que Claude Monnet cuando lo visita en París junto a su hermano Teo no dejan de criticarle la vestimenta.
Detalle que nunca tiene en cuenta.
Los primeros trazos los dará él, para que vea como se toma el pincel.
Cuando observo que se aleja le pregunto ¿Maestro como sigo?
Otra vez la sonoridad de su risa, me indica, piensa en tu hijo, eres escritora, las musas son las mismas para todas las artes.
Piensa en tu hijo, será tu amor el que convierta tus anos en pájaros que vuelen sobre la tela.
En ocasiones como ésta no dejo de pedirte ayuda.
Qyuero pintar tu cielo, que sea el más bonito que hayas contemplado.
Sigo sus instrucciones.
No dejo de pensar ni un solo segundo en vos, hijo amado.
El maestro se acerca varias veces.
Tiemblo al sentir sus manos sobre la silla.
No me corrige, solo agrega algunas sugerencias.
Juro que en mi vida jamás he pintado nada.
Con tu ayuda y la del pintor famoso voy logrando estampar en la tela el cielo que quiero que tengas.
Por ser novata en este tipo de arte no busco figuras complicadas.
Simplemente escucho a mi alma y me dejo llevar por ella.
Concluida mi primer obra. Van Gogh se acerca.
Recibo sus felicitaciones con el rubor en la cara.
Expresa que deberemos esperar unas horas para el secado de la tela.
Me invita con una copa, comento que no bebo alcohol.
Sin dejar de sonreír pronuncia tampoco yo debería.
Tu tienes motivos para beber, has perdido el tesoro de mi vida, en mi caso tengo el desprecio de la mujer que me quita el sueño.
Ordena para mi agua fresca.
Mientras esperamos el secado de la tela me pregunta como pintaría el desprecio.
Advirtiendo que no soy artista del pincel opino que utilizaría colores frises en sus distintas gamas, desde mi óptica el desprecio se parece demasiado a las sombras.
Siento que le complace la idea.
Termina de beber un sorbo de güisqui u dice no es mala la perspectiva.
Es hora de regresar.
Me despide cariñosamente.
Pide que vuelva cuando lo desee aún cuando asegura que no sabe cuanto tiempo más estará entre los terrenales.
Tomo el cilindro de cuero donde llevo la pintura para tu cielo.
Al llegar a mi refugio busco información de aquella época.
Una semana después de mi visita mi pintor favorito decide suicidarse de manera cruel.
Un hombre valioso que no pudo soportar los desplantes de quien lo ignoraba pese a conocer el amor profundo que Vincent Van Gogh le profesaba.
Dos historias en las que lamentablemente la muerte, hizo notar su presencia.
Hijo te amo, te extraño con vehemencia.
Ambos sabemos que debo esperar para estar nuevamente a tu lado mirando la belleza de tus ojos.
Como siempre te imploro que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.







https://www.youtube.com/watch?v=wgjsiehIe30

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