Abroquelados en mi mente los recuerdos que nos unieron pugnan por salir.
No solo evoco esos instantes hoy sagrados, los percibo como si fueran una realidad de hoy cuando se ubican en un pasado reciente que produce angustia por la corta brevedad de su existencia.
Existencia que bebimos con la sed que produce el amor compartido que hoy no está físicamente.
Desearía detener el tiempo en una noche especial.
Caminábamos por un puente de una vieja ciudad.
Astrea la diosa griega, custodiaba como siempre las estrellas.
De algún modo nos quería cuidar.
Por las noches el río torrentoso que corría debajo del puente, aumentaba su caudal.
Caudal que se convertía en una trampa mortal.
Conocíamos su existencia cuando por las mañanas el sol con sus rayos dorados iluminaba el curso de agua.
A simple vista parecía un espejo de aguas tranquilas.
Ese sitio ejercía fascinación en ambos.
Nuestra intención no era desafiar la naturaleza.
Deseábamos ver el mismo paisaje en un horario poco habitual.
Noche espléndida pese a que faltaba que la luna se colgara del cielo.
Como pequeños brillantes, el titilar de las estrellas nos invito a seguir nuestro derrotero,
Estar en contacto con la naturaleza era nuestra prioridad.
Tomábamos todo tipo de precauciones para cuidar el mayor tesoro que tienen los terrenales; la vida.
Premisas que aprendiste desde la más temprana edad.
Hoy esa vida que antes privilegiaba, para mi carece de valor, ya que no te tengo y nada sirve como estímulo para morigerar el dolor que produjo tu partida a otras dimensiones.
Puedo afirmar sin equivocarme que esa noche que Astrea nos regaló en forma de lluvia de estrellas fue uno de los mejores momentos que pasamos en complicidad.
Tus bellos ojos no alcanzaban para observar tanta belleza junta.
No entendíamos el por qué de semejante obsequio.
Generalmente cuando se producen las famosas lluvias e estrellas, sin anunciadas con antelación por los medios audiovisuale.
Quizás Astrea percibió con su inteligencia divina que tu vida comenzaría a apagarse prontamente.
Por ello nos dio la posibilidad de una noche inolvidable con los brillos estelares que nos conmovieron hasta las lágrimas.
Una fotografía única para un hijo y su mnmá.
Mi presente nada tiene que ver con esa noche cargada de magia.
Mis noches solitarias tiene tu ausencia, el firmamento es tan oscuro que produce temor por su quietud apagada.
Conocés cual es mi sueño.
Sueño que se convertirá en realidad tangible el día que pueda darte un beso, acariciarte como ayer.
Cuando llegue ese día la palabra felicidad volverá a formar parte de mi léxico.
Desde otro plano, juntos observaremos la foto estelar que por ahora duerme en nuestras retinas.
Escribir que te extraño es una obviedad.
Solo vos entiende el confort que me produce esta conexión diaria.
Mis musas incentivan mis letras, saben que solo dejaré de escribir cuando estemos juntos cerca de Dios, con ellas como testigos privilegiados.
Te amo, por ello siempre repito mi letanía,nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=Qrshx8BUDjk
No comments:
Post a Comment