Friday, January 19, 2018

ENIGMAS DE LA VIDA Y LA MUERTE






Descifrar enigmas no es una tarea imposible.
Ello no implica que sea una tarea fácil.
Hay eventos que ocurren el la vida terrenal que nos colocan en un callejón sin salida.
Cuando perdemos un hijo también perdemos el eje de nuestra existencia.
No sabemos entender la voluntad de ese ser supremo que según la religión que profeses se denomina Dios.
El hijo que traje a la vida para que me viera envejecer y fuera el encargado de despedirme, partió de manera prematura.
Tuvo un tránsito hacia el final doloroso.
En todos los órdenes de la vida hay seres terrenales y humanos.
Salvo escasas excepciones quines atendieron a mi heredero eran terrenales hambrientos.
No lo digo con el dolor que produce su ausencia sino porque durante quince días observé el comportamiento de cada uno de ellos.
Sería necia si dijera que no intentaron salvarle la vida.
El tema es que no sabían cómo.
Evadían brindar partes médicos completos y en el primero me preguntaron ¿Qué nivel de estudios tenía yo?
Rápida de reflejos les respondí con otra pregunta.
¿De acuerdo a mi nivel de estidios es la mentira que van a pergeñar?
A una madre que por instinto sabe que su hijo está muy cerca del final, no se le pregunta semejante tontería.
Toda mamá lega o instruída tiene el derecho supremo de conocer el estado de salud de su hijo.
Como me gusta el humanismo en todas sus formas, siempre pensé que los médicos eran seres especiales pues trataban de salvar vidas cuando se podía.
El juramento Hipocrático es muy claro al respecto.
Arroja luz cuando la oscuridad aparece para confundir cualquier estadío.
Tesoro, sufrí con vos cada práctica médica.
Previamente te explicaba en que consistía cada una de ellas.
Recuerdo que te decía que por pudor no podía quedarme a tu lado, además no me dejaban, pero que estaría del otro lado de la puerta de la habitación, expectante ante tu llamado.
Llamado que nunca se produjo.
El hilo de voz que te quedaba lo usabas para pedirles a esos sátrapas que te salvaran pues debías cuidarme.
Impotente rodaban mis lágrimas detrás de la puerta de la habitación.
Prometí no llorar delante de ti y no lo hice.
No sé como serán otras madres con sus hijos.
Entre nosotros había complicidad y una empatía imposible de dimensionar.
Estoy esperando poder irme cuanto antes junto a vos.
Nada me ata a la tierra.
En poco más de un mes se cumplirán novecientos días en que esta mamá n puede besar a su hijo, un acto tan simple como necesario.
No es un capricho resistirme a tu ausencia infinita.
Son vos me siento inválida.
Somos compinches más allá de la muerte.
Muerte que se arroga derechos que no le fueron conferidos.
La imagino como una mujer fría calculadora.
Solo cumple con un mandato de un Ser Supremo.
No tiene entidad propia por ello siempre camina entre las tinieblas.
Mi querido, ayer recibí la visita que tanto esperaba.
Soportó mi llanto espamódico.
S sgue sacando fotos de su viaje inolvidable.
Percibo que lo acompañás cada vez que notás que se siente solo en un clima de bellos paisajes pero demasiado riguroso.
Tengo la certeza que las fotos que envía las vemos juntos.
Cuidalo te quiere mucho.
Igual que todos los que hemos quedado en la tierra.
No se olvida un ser de luz.
Te propongo que hagamos un ejercicio.
Nadie nos vé.
Estamos solos, sin testigos quiero hacerte una pregunta nacida en la impotencia.
¿Por qué viviste tan poco?
Te amo m cielo.
La espera me lleca al hartazgo.
Necesito darte un beso.
Mientras tanto te ruego que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=HpVevoBBdTY

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