Sunday, March 04, 2018

ATARDECER EN LAS PUERTAS DEL PARAISO







Desde las cercanías de las puertas del Edén o Paraíso, el crepúsculo tiene tonalidades suaves.
El púrpura y magenta que observamos desde suelo terrenal allá se transforma en pinceladas rosadas sobre un fondo azul.
La luna muestra su fase oscura.
Ello indica que desde la tierra la pueden admirar con su característico color plateado.
Tengo las estrellas al alcance de mi mano.
Quisiera tomar la más brillante para llevártela.
Soy conciente que al llegar a las puertas del cielo, éstas se cierran de forma hermética, aumentando la custodia de ángeles.
Ellos sonríen amablemente para morigerar la desesperación del que espera poder ingresar con el propósito de encontrarse con sus seres más amados.
A todos los que te acompañan los he querido.
El amor se manifiesta de forma diferente.
El que se tiene por un hijo es el único que no se puede dimensionar.
Se siente en el centro del alma y desde allí se irradia por cada centímetro de piel de una mamá que llora amargamente la ausencia temprana de su hijo amado.
Detrás de los barrotes dorados que confirman las puertas se ùeden ver flores de todas las especies.
Presumo que están allí para ocultar al resto de los ángeles que están en el interior.
¿Alguna vez te encomendaron cuidar las puertas del cielo?
Si fue así, me hubiera gustado contemplarte.
La distancia duele.
El saber que nunca más te corporizarás destroza el corazón.
Más allá que vivís dentro de él. Me encantaría verte un segundo.
Solo una vez te miré con los ojitos tristes.
Fue horas antes de la partida.
Me mirabas coon los ojos entrecerrados como si te molestara el sol.
Nos dimos los besos y mimos que quisimos.
Al anochecer me decías que te encantaría verme dormir en la cama que estaba a tu lado.
Allí comencé a mentirte en la hora.
Solo deseaba sostenerte la mano.
Seguir con ese contacto piel a piel que nos hacía bien a los dos.
En algunos momentos quitaba la mano que tenía sobre tu corazón para acariciarte.
Estabas pálido.
Los ojos hundidos.
Querías hablar por teléfono.
No podías sostenerlo.
Las fuerzas comenzaban a abandonarte.
Sentí deseo de derramar alguna de las lágrimas contenidas durante casi quince días.
Cumplí mi promesa ahogando el llanto.
Los momentos más terribles estaban por llegar.
No deseo recordar más.
Solo te pido tesoro de mi alma que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=GlSVFDJiFL4

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