Tuesday, April 02, 2019

IMPREDECIBLE




El paso por la vida terrena es tan impredecible como el tiempo.
Nunca llegamos a saber que ocurrirá en el instante siguiente.
Podría comparar ese pasaje con la lectura de un lubro.
En el momento de adquirirlo, solo conocemos el título.
Pinceladas de la historia a desarrolar.
Si somos consecuentes con el autor, la compra nos llena de ansiedad.
¿Qué nos relatará en esta ocasión?
¿Serán letras tristes o aquellas capaces de depararnos momentos de felicidad mientras estamos atrapados en las letras?
¿Por qué cada una de aquellas de acuerdo a como fueron enlazadas, se convierten en testigos silenciosos de nuestras lágrimas?
¿Comprenderán que son producto de la emoción que causa la lectura?
¿Creerán que no son de nuestro agrado?
¡No piensen en ello!
Quien ama leer, sabe el sentido que el autor quiso darle a cada símbolo.
Leer es aprender.
En ese contonuo aprendizaje, no puedo dejar de mencionar cuando estábamos juntos y con la más jhermosa de las sonrisas preguntabas ¿Fuiste a la juguetería mamá?
Manifestabas que si a los chicos les daba placer comprar juguetes, en mi caso ese sentimiento nacía al ingresar a una librería.
Es mágico el contacto con papel.
Sostener un ejemplar en las manos no se compara con nada para el consecuente lector.
¿La encuadernación?
Es solo un detalle.
No cambia el relato por las tapas de un libro.
Coincido con cualquier mortal que para lucir ordenados en la biblioteca son más vistosas las ediciones con coberturas especiales.
En ese estilo casi siempre encontramos los clásicos.
Cada uno en su forma nos acompaña.
Estoy releyendo un clásico de todos los tiempos.
Anoche leí hasta ser convocada por el sueño.
Dejé el libro sobre el escritorio.
Pese a estar transitando el otoño, la temperatura era alta, favorecida por la humedad que hace días optó por quedarseen la ciudad.
Estaba inquieta sin saber la razón.
En silecio, los ruidos propios del refugio se agudizan.
Desde tu ausencia, no es fácil conciliar el sueño.
Con un documento tuyo entre mis manos, invoco tu presencia.
¿Por qué esa actitud?
Sentirte aún más cerca de mi alma.
Estar en perfecta comunión de ideas, como antes, como siempre.
Ansiosa, decidí ir hasta el escritorio, sin conocer la razón.
Las luces estaban apagadas.
Por la ventana, se filtraban, plateados destellos de la luna.
En su fase menguante, apenas estaba oculta por alguna nube inoportuna.
Sobre el libro encontré la réplica del reloj de bolsillo que te obsequiara tu abuelo materno cuando eras pequeño.
Solo a vos te permitía jugar con el suyo.
Nunca intenté decirte que no estaba bien, pues tu abuelo siempre ha sido tu defensor a ultranza.
De haberlo hecho, me habría retado.
Jamás interrumpí los momentos que ambos compartían con tanto amor.
Al costado del reloj una llave antigua que no pude reconocer
Manos imaginarias abrieron el libro.
Lentamente las páginas comenzaron a darse vuelta.
Parecíanalas de un pájaro a punto de iniciar el primer vuelo.
No quise detener ese vuelo inicial.
Al llegar a la mitad, aparecieron íconos desconocidos.
¿Qué diría ese texto?
Conozco ese volumen como todos los que tuve la fortuna de leer.
No se trataba de hojas sueltas.
Estaban adheridas al texto como si siempre hubieran formado parte del mismo.
¿Parece increíble?
Es real.
No estaba soñando.
Podía dominar perfectamente la razón.
Otra sorpressa me esperaba.
El libro comenzó a expresarse con voz monótona.
Sin inflexiones.
Pidió tomara la llave en mis manos.
Anunció que esas letras se correspondían con un alfabeto de la antigüedad.
¿A cuña refería?
Fue mi primera reacción.
Lacónicamente respondió que no podía develarlo.
Pidió no ser interrumpido.
Al notar mi cara de fastidio, explicó que no era una pose temeraria ni abusiva.
Debía realizar otras visitas antes de la llegada del albur.
Escuche claramente el cambio de voz.
Ahora era la tuya.
No tengo dudas al respecto.
Repito, no estaba dormida, soñando o sonámbula.
“Dijiste estar bien.
Expresaste que la llave correspondía a tu hábitat, por ello era desconocida para mí.
Escuché conmocionada cuando mencionaste el amor inconmensurable que nos prodigamos.
Recordaste momentos felices.
Los aciagos también.
Recordaste con el amor que te caracteriza a cada uno de tus afectos.
Desesperada te pregunté si habías venido en mi búqueda.
Respondiste con uno de tus axiomas favoritos
¡No es tiempo ma!
Abruptamente, el libro se cerró”
¿Por qué no pude preguntarte su te corporizarías en alguna ocasión?
¿Por qué no pude verte para darte un beso?
¿Por qué no dijiste en que sitio estás?
¿Existe ese otro hábitat?
¿Las brumas opacaron tu esencia?
¿Nos reencontraremos alguna vez?
¿Estás muy lejos de mí?
¿Quiénes te antecedieron y precedieron en el camino hacia ese enigma, solo poseen voz?
¿Conocés mi momento o solo es un entretenimiento que se extiende en el tiempo?
Tesoro, no dejes de pedir ayuda en caso de necesitarla.
¿Sabés de mi sed de estar juntos?
Por favor no deseo esperar más.
Como sempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=71omfR9jp28

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