Wednesday, June 06, 2007

LOS ELEGIDOS

La tormenta arreciaba con fuerza, a su paso se llevaba todo lo que encontraba adherido al suelo, las aguas inquietas convertidas en lodo, arrasaban los recuerdos, las vidas, el suelo árido no mostraba absolutamente nada.
Cuando el universo calló su voz, en el instante preciso que el cielo dejó de llorar, de la cueva salieron dos niños tomados de la mano, el sol desteñido por tanto tormento salía del océano, lentamente ocupaba su lugar.
Los niños lejos de estar asustados miraban con asombro los designios de la naturaleza.
No tenían nada, solo la vida por delante.En ese instante una murmullo celestial les ordenó ponerse en marcha.
Rapidamente regresaron a la cueva, detrás de una pesada piedra sus padres que ya no estaban habían guardado semillas, no sabían a que especie pertenecían, pero tenían fé y decidieron desparramarlas por el suelo.
En poco tiempo de la tierra nacían pequeños arbolitos, los cuidarían con esmero para que allí posaran sus nidos los pájaros, entendían que ese sería el nuevo principio de la vida, el valle fue fértil, era una señal para ellos.
María se convirtió en una mujer hermosa, José la admiraba, en todo ponía empeño.
No podía evitar mirarla, sus ojos azules se parecían a la línea donde el mar se confundía en la inmensidad del cielo, sus cabellos le recordaban a las espigas de trigo que suavemente la brisa acariciaba.
Las sensaciones se debatían en el cuerpo del joven, despertaba a la vida.
María le regalaba la ternura de una sonrisa.
Pronto sus almas gemelas se unirían para siempre, no tenían temor a lo desconocido.
Pasó el tiempo José acariciaba el vientre de su amada, en sus entrañas crecía otra vida.
Ese bebé de carita rosada y cuerpo tibio sería el inicio de otros momentos.
Los árboles estallaron en hojas de mil colores, la melodía de los pájaros acompañaban el momento, las estrellas brillantes moraban en el firmamento.
Los dos sabían que el nacimiento de ese niño no solo les daría alegría a ellos, sino que representaba el renacer de la humanidad para siempre en paz y sosiego.

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