Friday, June 08, 2007

RELOJES DESCOMPUESTOS

Todos los relojes habían decido detener sus agujas casi al mismo tiempo.
Los aeropuertos estaban atestados de gente, por un lado la culpa era del radar que no funcionaba en uno de ellos.
Inquietos con sus boletos en la mano, esperaban que sus vuelos partieran.
Desde distintos lugares del planeta todos viajarían a Buenos Aires.
Marcia la anfitriona había logrado llegar antes del desastre, había dejado el frío de la Bahía del Encanto para dirigirse a una destemplada Buenos Aires.
Concretó la reserva en diferentes hoteles para alojar a sus compañeros invisibles.
¡Por fin se encontrarían!.
La Ciudad era un caos de tránsito, a la imagen de todos los días se le sumaba el juego de las nubes que bajaron a la tierra, sin pensar que ello sería motivo para provocar tanto desórden.
Ella que había vivido varios años en Buenos Aires quería mostrárle a sus amigos la belleza de la ciudad.
Caminar por sus parques teñidos de dorado, mirar como los últimos pájaros callaban su trinos.
Salir por la noche a disfrutar un espectáculo.
Sin embargo la indiferencia de los demás casi mata sus planes.
Ella que en todos los actos de su vida había insistido sin bajar los brazos hasta lograr cada uno de sus objetivos, esta vez tan especial seguiría intentando.
No tenía sentido consultar el reloj que orgullosa lucía en su muñeca, le recordaba a su padre.
A la mañana siguiente se despertó inquieta, el sol quería extender sus manos para disipar la niebla, se parecía a la luna, escondido detrás de la bruma espesa.
Buscó un abrigo para ir a Ezeiza y un libro, cualquiera serviría para que sus amigos la identificaran.
En el aeropuerto se repetían las escenas y reclamos.
Marcia acostumbrada a esperar tampoco esta vez desistiría de sus intentos.
Habló con las máximas autoridades del aeropuerto, como siempre recibió evasivas.
Un duende la invitó a conversar con el Señor de los Cielos.
No encontraba las palabras para dirigirse a Ël, solo imploró “Por favor hacé que la indiferencia no haga llorar a los poetas, hoy es un día especial quiero encontrarme como todos los jueves con cada uno de ellos, la desidia de un ser humano no podrá con cada uno de nosotros, no tenemos armas, solo teclados.
No cercenes la creatividad, no conviertas este sitio en un mundo estéril, ellos son mis amigos del alma, quiero abrazarlos más allá de las letras”.

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