Friday, June 01, 2007

RENACER

Cuando la humanidad quedó estéril, el llanto de los sobrevivientes se mezclaba con las gotas de lluvia que caían sin cesar.
Un niño vivía en ese páramo que se había convertido el mundo, con el paso del tiempo sería el encargado de hacer renacer el mundo.
¿Era un elegido?
Recordaba las historias que alguna vez le habían contado sus abuelos sentados cerca de los leños del hogar.
En ese entonces todo era casi normal.
Los hombres de su pueblo trabajaban de sol a sol bajo un clima riguroso en la provincia más austral del planeta.
Vivían en la Bahía del Encanto un lugar cargado de belleza, donde el mar se refugiaba para descansar del ir y venir de las olas que rompían con fuerza en la playa.
En ese sitio el océano se transformaba en agua mansa, de allí salían los barcos pesqueros, también había un club donde amarraban lujosos veleros, ellos con su porte marcaban la diferencia que siempre hubo entre los hombres.
Nada le importaba, para este pequeño la alegría más grande era ver a su abuelo bajar del pesquero con los canastos llenos de pescado, le gustaba ver sus lomos plateados, parecían un pedacito de luna que se posaba en ellos.
Aún tendrían tiempo de llevar la mercancía a la feria y tal vez comprarle algo a la abuela.
Ese día era especial, sus abuelos cumplían muchos aniversarios de amor compartido.
La pequeña casa olía a pasteles recién cocinados, la abuela nunca supupieron cómo, había conseguido unas flores diminutas para adornar la mesa.
En el momento del brindis por tantos años de amor, desde las entrañas de la tierra salió un grito ensordecedor, la oscuridad cubrió todo, extendía sus manos buscando a los suyos, las caricias volaban junto al viento.
Atinó a correr sin mirar atrás, no sabe si durmió, a la mañana el espectáculo era sobrecogedor, no había nada, las grietas hambrientas de la tierra habían devorado todo lo que emergiera de la superficie.
No bajó los brazos, en la más absoluta soledad decidió que todo debería ser como antes, la tarea le insumiría años.
Curiosamente la Bahía del Encanto estaba intacta mostrando su belleza, algunas gaviotas sobrevolaban el lugar.
Era un hombrecito, no podía permitirse llorar, guardaría en su corazón todo lo que había aprendido al lado de los seres amados, empezaría a reconstruir el paisaje.
La naturaleza sabia le brindó los elementos para subsistir.
Pasaron los años,Dante era un hombre, si bien no había conocido las mieles del amor, intuía que en cualquier momento llegaría la mujer de sus sueños para compartir para siempre los suyos.
Lo importante fue renacer como el ave Fénix desde las cenizas de la destrucción.

2 comments:

hayds said...

Agustina, te felicito por tu blog y espero poder leer muy pronto la versión papel de tus cuentos.
Un beso, Susana (Foro de Cuentos)

hayds said...

Son las 8.30 AM y no sé por qué motivo aparece esa hora en el mensaje anterior.
Un beso nuevamente.
Susana.