Friday, September 28, 2007

LA HUIDA

Con un bajo nivel de alcohol en sangre decidió salir en su camioneta, debía huir, sabía que durante unos cuantos kilómetros no encontraría controles policiales.
Su cabeza parecía a punto de estallar, se detuvo en la banquina, buscó en la guantera un analgésico, junto a éstos estaba la daga manchada de sangre,la escondió como pudo debajo de unos papeles.
Sabía que corría riesgos, pero algo le impedía desprenderse del arma, continuó su marcha solitaria.
El canto de los grillos era su compañía, la noche calma sería su cómplice.
No podía dejar de pensar en ella, se habían conocido en la escuela secundaria, el la amaba en silencio, ella era una jovencita dotada de gran hermosura, consiente de su belleza se acercaba a sus compañeros, para todos tenía una sonrisa, palabras amables, para él solo indiferencia.
El verano los separó temporalmente, ella viajó a un lugar que había conocido de pequeña, allí encontraba tranquilidad , el paisaje parecía salido de un cuento, pese a la llegada del verano, los cerros conservaban sus picos nevados, graciosos se reflejaban en el espejo de agua mansa.
Todas las mañanas caminaba hasta el puerto, miraba las naves amarradas y soñaba.
Preparaba su exámen de ingreso a la Universidad, desde la ventana de la posada podía ver la danza de las olas que una y otra vez acariciaban las rocas que encerraban la bahía encantada.
Estaba inquieta, no lograba concentrarse en los apuntes, optó por salir a despejarse, tomó un abrigo, salió sin imaginar que por última vez vería las gaviotas que acompañaban los barcos de los pescadores.
Sentada en una roca admiraba la inmensidad del océano, el ir y venir de las olas era la mejor manera de relajarse.
Abstraída en sus pensamientos no notó la presencia de su ex compañero de estudios, hacía un rato que el sigilosamente la observaba, el sol se escondía sobre el horizonte llamando al crepúsculo, todos los colores se mezclaban en el cielo, en ese instante el se acercó hasta que ella sintió su presencia.
El miedo se apoderó de la muchacha.
¿Qué hacía ese hombre? ¿Qué buscaba?.
Lentamente comenzó a alejarse de la bahía, agitada corría, quería refugiarse en la calidez de la posada, lejos de ese hombre, al llegar a la puerta un frío gélido recorrió su cuerpo.
El sacó la daga incrustada en la espalda de la muchacha para desaparecer en las sombras de la noche que recién nacía,bebió alcohol, demasiado como para lograr una huída perfecta.
Antes de llegar a la cabina de peaje observó por el espejo, varios móviles policiales rodeaban la camioneta, sin pensarlo, abrió la guantera, el filo de la daga aún conservaba las manchas de sangre de la jovencita, con un movimiento certero la clavó en su pecho.
La muerte había logrado unirlos eternamente.

No comments: