Sunday, September 30, 2007

EL PODER DE LA MÚSICA

Con un bajo nivel de sangre en alcohol me pareció que jamás podría expresarme, por ello di vuelta la frase y encontré las palabras que expresaba un profesor de música bastante anciano.
Cuando no estaba preso del alcohol, volcaba en el pentagrama las letras más bellas.
Nadie conocía su procedencia, tampoco importaba mucho, se contactaba con el resto de la gente a través de de sus compisiciones.
Las melodías eran bellísimas, siempre le cantaba al amor en sus diferentes estadíos.
Podía expresarse de mil formas diferentes, tal cual lo hacen los pintores al volcar sus sentimientos en las telas.
Había recorrido todo el mundo, era famoso, reconocido por su arte y entrega.
Los acordes de la música hacían viajar en el tiempo a los enamorados, situarlos en los momentos más candentes de sus vidas, otros que como él transitaban en soledad el camino de la vida, llegaban a emocionarse hasta llegar a las lágrimas.
Cuando creyó que nadie acudiría a su talento,conocida su adicción al alcohol, llegó a su estudio una adolescente, quería que le compusiera una canción a su madre, pronto sería el día del festejo de todas las mamás y ella al no tenerla, sabía que con una canción podría llegar a cualquier sitio, por más lejos que estuviera.
Pasaron varios días, la muchachita conocía la historia del músico, pero igual confiaba en Él.
Octubre había llegado, la primavera se mostraba en todas partes, los árboles desnudos comenzaban a vestirse con follaje de mil colores, los primeros pimpollos anunciaban su llegada obsequiando la fragancia de las flores.
En sus ratos sobrios el músico escribía, con un violín daba forma a la melodía.Afuera, esperaba una niña inquieta,
Él la veía sin mirarla, presentía su presencia, dejó el vaso de wisky sobre una mesa y siguió creando.
El resultado no pudo ser más hermoso, el artista le cantaba a las madres, a las que están y también a las que transitan los espacios etéreos donde no tiene cabida el tiempo.
Concluyó su obra, el mejor pago sería la sonrisa de una inocente.
Fijado el día de la entrega la niña juntó flores de diversos colores, unas serían para el maestro de música y las otras recordarían a la madre de la muchacha.
No estaba triste, al llegar al mausoleo donde descansaba su madre, la niña acomodó las flores, con voz muy tenue entonó la canción recién compuesta, un coro de ángeles se sumó a la melodía, la brisa suave la transportaba al pasado, parecía que otra vez su mamá la acunaba en los brazos, sentía la calidez de los mimos, los besos poblaban la carita de la bebita.
Las emotivas lágrimas de la pequeña vestían de rocío los pétalos de las flores, siguió su camino, desde la sombras su mamá sonreía.

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