Sunday, September 23, 2007

TAN LEJOS, TAN CERCA

El hotel más lujoso de Dubai, erguido muestra su belleza a quien quiera admirarla, sus habitaciones son amplias, lujosas, salidas de un cuento de las mil y una noches.
Estela viene de un país muy lejano, la provincia que habitaba es la última del mapa, a continuación están las aguas azules del océano y un poco más allá las bases antárticas, lugar donde el viento practica a diario su silbido.
Una oferta de trabajo la llevo a Dubaí, desde el inicio del viaje soñaba, se veía vestida con una toga que apenas cubriera sus largas piernas bronceadas, en sueños se vio seducida y enamorada por un jeque árabe, le encantaba vivir entre la fantasía y la realidad.
Había llegado a destino, el hotel tenía una forma magnífica, asemejaba a una orquídea marfil regalando su perfume.
La oficina estaba ubicada en los pisos más altos, se podía decir que casi tocaba el cielo con las manos.
Una tormenta de nieve, acompañada de bruma escondió la fachada de edificio, los jardines de flores exóticas estaban debajo de esa nube compuesta por las partículas doradas de arena, la neblina se había sumado a la danza, desde ese lugar privilegiado podía ver cientos de globos aerostáticos encadenándose como una ronda al cielo límpido, solo ella podía observar el fuego que los elevaba.
Las hojas de las orquídeas se abrazaban a las columnas majestuosas del hotel, lagos artificiales otorgaban vida al desierto.
Esa tarde no trabajaba, insumiría su tiempo en sacar fotos y filmar el paisaje.
Pidió al conserje unos binoculares, le gustaba estirar las manos hasta casi tocar el cielo, pero esta vez necesitaba ver que paisajes había en la arena desértica que circundaba el edificio.
Cambió su ropa de oficinista por un pantalón corto que mostraba la esbeltez de sus piernas, una remera, apenas escondía las redondeces de su silueta, descalza disfrutaba la mullida alfombra.
Mientras bebía un jugo, ajustó sus prismáticos, allí estaba él,caminado por la arena, las olas del mar lo habían obligado a arremangar los pantalones, en sus manos llevaba las clásicas ojotas.
Lo tenía cerca, pero a la vez lejos.
Le atraía su físico corpulento, el sol había acariciado su cuerpo dorando la esbeltez de su cuerpo.
Excitada corrió por las escaleras del hotel, quería abrazarlo, demostrarle una vez más cuánto lo amaba, en el momento de estirar sus brazos Estela comprendió que solo había sido un espejismo.
La imángen se diluyó en la cada partícula de arena, ella regresó al hotel, la famosa orquídea le rogó que no esperara, solo había sido un sueño.

* Inspirado en una foto que me mandó mi hermana del alma

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