Tuesday, January 10, 2012

EL REGRESO




En un vuelo tranquilo llegamos a Ezeiza.
Si dijera que dormí estaría negando la realidad.
Sé que los niños merecen disfrutar todo el tiempo.
Comenzamos a extrañarlos cuando abordamos el avión.
La mitad del regreso está cumplida, falta una etapa más para llegar a nuestro hogar.
El calor se apropió de la Ciudad, si el clima hubiera sido menos riguroso seguramente estaríamos paseando.
Un táxi nos dejó en Aeroparque, junto a las maletas hay bolsos en el que guardamos sueños y experiencia.
Sentí que estaba en las puertas del paraíso cuando nos abrazamos en suelo brasilero, no hacían falta muchas palabras, los sentimientos desbordaban pasiones dormidas.
Puedo decir sin exagerar que fueron unas vacaciones soñadas.
Paisajes que guardaré para siempre en ese rincón enrejado que tengo en el corazón para acopiar en ese espacio las cosas lindas que nos pasan.
Despachamos el equipaje, menos mi computadora personal, saben que es una extensión de mis manos que me permite bordar quimeras.
Les cuento que vivimos en la estación aérea una situación particular, una turista llevaba de la mano a su hijo.
Por todos los medios trataba de evitar fuera revisado el equipaje del menor.
A las preguntas del personal de seguridad aeroportuaria respondía a los gritos que era madre y la debían respetar.
Qué distinta a las mamás que conocemos.
Nadie enarbola ese don que regala la vida, simplemente se ejerce.
Las verdaderas madres no gritan su condición para evitar cumplir con las leyes de un país en el que se está en tránsito.
Me dolió ver en la mirada del niño el terror.
No dudo que esa madre ama a su hijo, como lo hace cualquier mami del mundo.
La actitud intolerante produjo estupor en todos los que esperaban despachar el equipaje.
Una mamá de verdad no grita su condición.
Es madre más allá de las circunstancias, sean adversas o no.
Por los altoparlantes anuncian nuestro vuelo.
Madre e hijo están demorados.
Lamentablemente en la mochila del niño encontraron sustancias prohíbidas.
Mientras volamos a nuestro destino final no puedo borrar de mi mente la imagen de un pequeño en total desamparo.
Ser mamá no es gritarlo a los cuatro vientos, se demuestra en cada minuto de la vida
con actitud.

http://www.youtube.com/watch?v=eWObq_ryDiU

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