SHADOR DE COLOR AZUL

República Checa es uno de los lugares más bellos de Europa.
Centenares de coloridas torretas erguidas intentan acariciar el cielo.
La Iglesia Nuestra Señora de la Nieves es una de las construcciones más hermosas del lugar.
Ariana es una joven mujer, hace pocos años reside en Praga junto a su captor, un hombre de conducta extraña, jamás ha violentado la vida de su presa.
Crepúsculos púrpuras y rosados tiñen el cielo invernal, el color de las nubes preludian las primeras nevadas.
Discretamente el secuestrador acompañará como una sombra a la joven.
Se ubicarán en uno de los tres altares del templo.
Ariana reza por su liberación.
Dos largos años, albergarán al secuestrador y su víctima.
Es necesario para seguir con su plan siniestro cambiar de lugar.
Para un hombre de fortuna no es difícil conseguir documentos para trasladarse a cualquier sitio del planeta
Un avión privado al amanecer los depositará en otro país.
Ariana es presentada a la tripulación como hija de su captor.
Nadie duda de un personaje aparente formal en viaje de placer.
Ankara recibirá al victimario y su víctima.
En ese sitio nadie pregunta la procedencia de los viajeros, la documentación fraudulenta es aceptada en un pequeño aeropuerto alejado de la ciudad.
Los días se suceden sin ninguna novedad.
El hombre se desplaza con total impunidad.
Ariana quiere conocer una feria ambulante donde se exhiben diversidad de objetos.
Visitará siempre acompañada varias veces el predio, puede adquirir todo lo que desee, la consigna es no establecer comunicación con nadie en particular.
Murat tiene un puesto en el mercado, siempre le ha llamado la atención la mirada de Ariana, en ella se adivina el terror.
Entregará una breve esquela al vendedor.
Establecerá una pausa de una semana antes de volver a ver a Murat.
Volverá al mercado con la intención de comprar un shador de color azul.
Murat aprovechará una distracción del secuestrador para colocar en la mochila de la joven un pequeño estuche, contiene una falsa daga y las instrucciones para utilizarla.
Hoy para Ariana no es una tortura el encierro, sabe que en la precisión de sus manos está el pasaje a la libertad.
Esperará que el sueño profundo se apodere de su secuestrador.
La falsa daga al accionarla no muestra el filo brillante del acero, sino una aguja delgada como un cabello.
Con destreza la clavará en la cabeza de su captor, la muerte es inmediata, no deja rastros.
Los médicos certificarán la defunción, acreditarán que la misma se produjo por un infarto mientras dormía.
Ariana recupera los documentos originales.
Murat le entregará el ticket de avión para regresar a su país.
Tal vez en el futuro la pareja se vuelva a encontrar.

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